Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


martes, 12 de marzo de 2013

PREGUNTAS SIN RESPUESTAS



Una de las cosas más importantes de nuestro proceder, es hacernos  preguntas; tener curiosidad por saber y llegar al centro de los asuntos. En definitiva, sentir la necesidad de cuestionar y cuestionarnos.
Uno se pregunta continuamente, pero nuestros interrogantes no van dirigidos casi nunca a la persona que  somos ni a la forma en la que actuamos. Lanzamos las preguntas como dardos dirigidos a culpabilizar a otros o, simplemente, desviamos la trayectoria para no someternos  a exámenes en los que no nos hemos preparado.
Revisarnos no es tarea fácil. Y no lo es porque hacerlo con sinceridad nos pone delante de nosotros mismos con el alma al desnudo y sin protección. Preferimos dejarlo siempre para más tarde y sin embargo, someter a juicios, a fondo perdido, a los que nos acompañan de cerca.
La manera de actuar es muy distinta si son los demás quienes han de rendirnos cuentas. Somos diligentes para tratar de averiguar sus porqués. Ponemos todo el empeño en llegar hasta las últimas consecuencias de las preguntas para salvar nuestro pedacito de orgullo y nuestro envalentonado ego. Todo por erigirnos en jueces y verdugos en pro de la sabiduría que parece invadirnos. 
Creemos saberlo todo y estar de vuelta de la mayoría de las situaciones. ¿Alguien ha sufrido tanto como nosotros para que pueda darnos lecciones de vida?, ¿quién ha llorado más para poder saber lo que se siente cuando te ahogan las lágrimas?, ¿Alguna persona más dolorida por el amor que el que llevamos a cuestas sin ser nuestro? ¿ Alguien dispuesto a cambiarse por nosotros?.
         Hay preguntas sin respuestas. Nadie está dentro de nadie y por eso todos nos creemos protagonistas únicos de las desgracias que nos asolan. Náufragos de una existencia injusta que se empeña en bandearnos de lado a lado, en un mar de malestares, sin tierra a la vista.
¿Acaso nosotros quisiéramos cambiarnos por algún otro?...si tenemos la tentación de elegir a alguien…tengamos también la precaución de pensar que no sabemos, en realidad, la vida de nadie, ni sus dolores, ni sus fracasos, ni sus fantasmas…a ver si vamos a cambiar los nuestros por otros peores; porque al final, nadie sabe lo que cada uno guarda detrás de sus paredes.
Dediquémonos a hacernos preguntas sobre la propia forma de entender la vida o actuar…el resto, dejémoslo sin cuestionar. No nos pertenece.

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