Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 2 de noviembre de 2012

LOS MOMENTOS MEJORES

Los mejores momentos de nuestra vida no podemos contarlos a nadie, por lo general. Son instantes únicos, vividos en la soledad o compartidos con alguien de especial valor para nosotros. Pero ciertamente no podemos compartirlos porque entonces perderían todo el componente mágico que los envuelve. Ese saberlo solamente para nosotros, esa confidencia nunca hecha que se mantiene intacta en el silencio de nuestro corazón es lo que a la larga mantiene el templo que sostiene nuestro bagaje de entusiasmo por lo que solamente es nuestro.
A lo largo de la vida hay momentos especiales. Hay personas especiales. Hay historias especiales. No todo el balance es negativo. No solo queda el sufrimiento, también los recuerdos, las vivencias y ese aroma de felicidad que aún habiéndola perdido, existió.
No es igual que hayan pasado los acontecimientos que no lo hayan hecho nunca. Porque uno, al menos, tiene sensaciones, emociones y evocaciones de lo que un día sucedió. Tiene imágenes, colores, sonidos, olores…que están grabados en el alma para quedarse por siempre. De lo contrario solamente hay vacío, una nada sin fondo que se dilata hasta el infinito cuando queremos llenarla de memoria.
Hay que atreverse a vivir. Hemos de abrir la puerta a lo que deba suceder. Y vivir, vivir y vivir incansablemente. Porque solamente la experiencia nos lleva a llenar el depósito del fuel que mantiene las ganas de seguir.
No me arrepiento de nada de lo que ha sucedido en mi vida. No quiero arrepentirme de lo que pueda dejar de vivir por elegir el miedo, la comodidad o la seguridad. Necesito sentir que la vida corre por mis venas, que la magia de recordar obliga a la necesidad de vivir. Y pienso, una y otra vez, en que no quiero una cárcel sin rejas, en mi mente, que me impida experimentar lo que mi corazón necesita porque si no soy feliz tampoco podré proyectar ese entusiasmo a los demás.
Luego…vivir momentos inolvidables solamente dependerá de la actitud con la que abracemos cada sorbo de vida que nos llegue sin etiquetar. Así, desnudo y natural, fresco y divertido. Capaz, de cualquier modo, de hacernos sentir que nuestra vida ha merecido la pena.

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