Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 12 de octubre de 2012

LA LLAVE DE LA VIDA Y EL ÉXITO

¿Cual es, en vuestra opinión, el descubrimiento mas importante del siglo? ¿El hallazgo de los huevos de dinosaurio, en las llanuras de Mongolia, puestos, según los sabios, hace diez millones de años?
¿El descubrimiento de la tumba de Tutankamon, con sus incomparables especímenes de una civilización desaparecida?.
No. . . ninguno de esos. Lo que es realmente importante acerca de esos descubrimientos es que, por medio de todas las investigaciones, por medio del estudio de esas edades pasadas, empezamos por primera vez a comprender ese “Principio de la Vida” que –de alguna manera– fue traído a la Tierra hace miles de millones de años. Empezamos a comprender el poder infinito que pone en nuestras manos el modo de visualizar las innumerables posibilidades que nos ofrece.
Ese es el descubrimiento mas importante de nuestro siglo –que todos los hombres pueden usar este “Principio de la Vida”, hacerlo que sea el siervo de su Mente, tanto como el fabuloso Genio de la lámpara fue el siervo de Aladino; que todo lo que tienen que hacer es comprenderlo y trabajar en armonía con el para obtener todo lo que necesitan: salud o felicidad, riqueza o éxito.
Para darnos cuenta de la verdad de esto, tenemos que volver por un momento al principio de las cosas.
No importa si creéis que la humanidad salió del hombre mono primitivo de hace quinientos mil años, o, ya mauro, de la mente del Creador. De todas maneras tuvo que haber una Causa Primera: un Creador. Algún poder tuvo que traer a esta Tierra el primer germen de la Vida, y la creación es igualmente maravillosa si empezó a través de siglos incontables hasta el producto mas alto de la civilización moderna, que si el todo fue creado en seis días.
Al principio, la tierra era solo una nube, un vapor –hace seis mil años, o hace un billón de años– ¿qué importa cuántos?
Lo único que importa es que cierta vez de cierta manera, el primer germen de la vida vino a la tierra –algo, lo llaman lo sabios– una sustancia gelatinosa que flotaba sobre las aguas. Ese fue el principio, la aurora de la vida sobre la tierra.
Luego vino el primer fragmento de vida animal –la Ameba, una clase de pez gelatinoso, consistiendo de una sola célula, sin vértebras, y con muy poco que la distinguiera del agua que la rodeaba. Pero tenía vida –el primer fragmento de vida animal– y de esa vida salió, según los sabios, todo lo que somos y todo lo que tenemos.
Todos los millones de formas y variedades de plantas y animales que han aparecido desde entonces, son sol o manifestaciones diferentes de la vida –formadas para hacer frente a situaciones diferentes.
Durante millones de años este “Germen de la Vida” fue amenazado por toda clase de peligros, de inundaciones, de terremotos, de sequías, de calores ardientes, de fríos glaciales, de erupciones volcánicas –pero para él cada peligro nuevo era sólo un estímulo para encontrar un nuevo recurso, para producir la vida bajo alguna nueva forma.
Para hacer frente a ciertas situaciones, formó el dinosaurio, para hacer frente a otras, la mariposa. Mucho antes de que llegara el hombre, vemos sus infinitos recursos mostrarse de mil maneras diferentes. Para escapar de peligros en el agua, buscó la tierra. Perseguido en la tierra, se lanzó al aire. Para respirar en el mar, desarrolló agallas. Encallado en la tierra, perfeccionó pulmones. Para hacer frente a una clase de peligros se protegió con una concha. Para otro, con un aguijón. Contra fríos glaciales produjo una piel. En climas templados, cabellos. Sujeto a cambios de temperatura, produjo plumas. Pero siempre, desde el principio, mostró su poder para hacer frente a todas las condiciones, a todas las necesidades.
Si hubiera sido posible matar a ese “Germen de la Vida”, hubiera perecido hace miles de años, cundo fuego y las inundaciones, las sequías y las carestías se seguían en rápida sucesión. Pero los obstáculos, las desgracias, los cataclismos, fueron para las sólo nuevas oportunidades para firmar su poder. En realidad, necesitaba esos obstáculos para mostrar su energía y sus recursos. Los grandes reptiles, las bestias monstruosas de los siglos pasados, desaparecieron; pero el “Principio de la Vida” permaneció, cambiando con cada siglo, siempre desarrollándose, siempre progresando.
¡Cualquiera que haya sido el poder que trajo ese “Germen de la Vida” a la Tierra, lo trajo dotado de recursos ilimitados, de energía ilimitada, de VIDA ilimitada! Ninguna otra fuerza puede vencerlo; ningún obstáculo puede detenerlo. A través de la historia de la vida y de la humanidad podéis ver su inteligencia creativa –llamadla Naturaleza, llamadla Providencia, llamadla lo que queráis– haciendo frente a todas las necesidades de la vida.
Nadie puede seguirlo a través de los siglos sin comprender que el solo objeto de la existencia es el DESARROLLO. La vida es dinámica, no estática. Está siempre avanzando, nunca permanece inmóvil. El único pecado imperdonable de la naturaleza es permanecer inmóvil, estancarse. El Gigantosaurus, que tenía mas de 30 metros de largo; el Tyranosaururs, que tenía la fuerza de una locomotora; el Pterodactyl o Dragón Alado todos los monstruos gigantescos de la edad prehistórica han desaparecido. Dejaron de ser un objeto útil. No supieron como hacer frente a situaciones cambiantes. Permanecieron inmóviles hasta que la vida que los rodeaba los dejó a la espalda.
Egipto y Persia, Grecia y Roma, todos los grandes Imperios de la antigüedad, perecieron cuando dejaron de crecer. China se rodeo con una muralla y permaneció inmóvil durante mil años; luego se convirtió en el juguete de las grandes potencias. En toda la naturaleza, dejar de crecer es perecer.
Este libro ha sido escrito para todos los hombres y mujeres que no quieren permanecer inmóviles, que rehúsan dejar de crecer. Les dará una compresión clara de sus propias posibilidades, les mostrará la manera de aprovechar la energía infinita que nos rodea.
El terror del hombre que se encuentra entre dos caminos, sin saber cual tomar, no será terror para ti. Tu futuro está en tus manos. El “Principio de la Vida” es tu principio. Y para ese principio, sobrevivir, triunfar sobre todos los obstáculos, ha sido una práctica diaria desde la aurora del mundo. No está menos lleno de recursos ahora que hace mil años. Tú solo tienes que trabajar en armonía con él para lograr todo lo que quieres.
Porque si este “Principio de la Vida” es tan poderoso en las formas más bajas de vida animal, que puede desarrollar una concha o un veneno para hacer frente a una necesidad; que puede enseñar al pájaro a equilibrarse y a volar; que puede desarrollar un nuevo miembro para una araña para reemplazar el miembro perdido, ¡cuánto mas puede hacer por ti, por un ser racional, con una mente capaz de trabajar con éste “Principio de la Vida”, con una energía y una iniciativa para estimularlo!
La prueba de esto la encontramos en todas partes. Tomemos algunas formas violentas de ejercicio: el remo, el tenis, la natación. Al principio los músculos están débiles, se cansan fácilmente. Pero al cabo de unos cuantos días el “Principio de la Vida” los vigoriza, los endurece, para hacer frente a la nueva necesidad. Tomemos alguna forma de trabajo manual: ¿qué pasa? Por lo contrario, el “Principio de la Vida” la hace mas gruesa, mas resistente –callosa, nosotros decimos– para hacer frente a la necesidad.
A través de tu vida diaria encontrarás este “Principio de la Vida” trabajando continuamente. Adóptalo, trabaja con el, hazlo tuyo, y nada será imposible. El hecho de que tienes obstáculos que vencer es una ventaja para ti, porque cuando no hay nada que hacer, cuando todo se desliza tranquilamente, este “Principio de la Vida” parece dormitar. Sólo cuando lo necesitas, cuando lo llamas con urgencia, lo encontraras dispuesto a ayudarte.
En esto es diferente de la Suerte, que es una coqueta que sonríe a aquellos que menos la necesitan. Pero no así con el “Principio de la Vida” mientras que la vida fluya dulcemente, él parece dormir, seguro que no necesitas ayuda.
Pero deja que las cosas empiecen a cambiar, deja que la ruina y la desgracia te miren la cara, y el “Principio de la Vida” probará poder, si le pides su ayuda.
Hay una sensación de poder que asegura el éxito al saber que este invencible “Principio de la Vida” te apoya en todas tus acciones. Sabiendo que contigo trabaja una fuerza que nunca ha fracasado, sigues adelante con la confianza de que tampoco fracasará en este caso. La energía que salvó todos los obstáculos para hacerte lo que eres, no fallará cuando tanta necesidad tienes de ella. Ese es el poder que en momentos de gran excitación nos permite hacer las cosas que después consideramos como sobrenaturales.
Pero no son sobrenaturales; simplemente están mas allá del poder de nuestro ser consciente. Alía tu ser consciente con ese gigante que dormita dentro de ti, y esos actos “sobrenaturales” se harán los actos ordinarios de todos los días de tu vida.
No importa si eres banquero o abogado, comerciante o dependiente. Tampoco que seas dueño de millones, o que tengas que luchar por el pan de cada día; este “Principio de la Vida” no hace distinciones entre ricos y pobres, altos y bajos. Mientras mas grande sea tu necesidad, mas fácilmente responderá a tu llamada. En donde quiera que haya pobreza, o dificultades, o enfermedades, o desesperación, allí está este Siervo de tu mente, listo y ansioso de ayudarte, solamente esperando que pidas su ayuda.
Y no solo está listo y ansioso de ayudarte, sino que siempre PUEDE ayudarte. Su habilidad y sus recursos no tienen límite. Es la Mente. Es el Pensamiento. Es la Telepatía que lleva mensajes sin palabras. El sexto sentido que te indica peligros ocultos. No importa cuan grande y complicado, ni que tan simple pueda ser tu problema, su solución está en la Mente, en el Pensamiento. Y puesto que esta solución existe, este Gigante mental puede encontrarla. Puede SABER y puede HACER todas las cosas. Lo que sea necesario que sepas, y lo que sea necesario que hagas, puedes saber y puedes hacer si pides la ayuda de este Genio y de tu Mente y trabajas con él en la debida manera.
Extracto de “La Llave de la Vida y el Éxito”
Por Adolfo Torres

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