Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 24 de agosto de 2012

EL VALOR DE LA FELICIDAD CONSCIENTE

Ayer reflexionamos sobre la felicidad y el modo de acercarnos a ella. Me ha gustado un comentario de uno de nuestros lectores sobre la plena felicidad puesta en el vientre de la madre como único lugar perfecto para ella. Me ha hecho pensar de nuevo.
Estoy de acuerdo en que la placentera cobertura del amor de la madre, hecha protección y elevada a la enésima potencia, dentro de sus entrañas es perfecta. ¡¿Dónde lograr ese único cobijo entre cálidos líquidos que nos mantienen a flote en una balsa de infinita ternura!?, dónde contar con un susurro tan cálido llegado de las profundidades de la garganta materna, dónde poder sentir el rítmico latido de un corazón que late fuertemente ante nuestra presencia!!. Sin duda, nada mejor.
Sin embargo, y reconociendo la impronta indeleble que todo ello deja en nuestro corazón para siempre, me planteo otra cuestión. ¿Es felicidad aquello que de lo que no se es consciente o no se recuerda? ¿Puede esta sensación de plenitud perdida en el cerebro límbico llegar al neocortex y sacudir nuestra vida racional?¿A pesar de la benefactora acción primaria de mantenernos y facilitarnos el crecimiento interno, y prepararnos para la vida en el exterior, puede rescatarnos de los avatares de la existencia una vez fuera?
No existiríamos sin el amor de nuestra madre. Estoy segura. Porque las molestias físicas y psíquicas que ocasiona la llegada de un bebé solo pueden obviarse desde el profundo amor de lo que es más íntimamente nuestro. Pero creo también que después de recibir la insustituible coraza del amor materno debemos tener herramientas para gestionar nuestras emociones; caminos, métodos y vías para resolver, de la mejor manera posible, lo que nos espera fuera cuando ya no está el calor materno, ni sus manos pueden apretar las nuestras, ni sus brazos rodearnos por completo para hacernos sentir que somos, para alguien, lo mejor del mundo.
Por eso quiero ser consciente de mi felicidad cuando me llegue y aprender el camino de ida y vuelta para poder regresar siempre a ella.

5 comentarios:

  1. Oh! Flor y Nata, creo que lo tienes fácil.
    Las personas como tú, con esa gran mirada, que abarca tanto el pasado como el futuro, através de un presente cálido, no tienen por qué temer perderse en el camino, siempre sabrás dónde estás, eso seguro.
    Un beso mi amiga!!!

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  2. Creo que la felicidad llega en el momento en que dejamos de buscarla y nos detenemos simplemente a estar y ser en el ahora. Y si nos esforzamos demasiado en hacerla perdurar, estamos ya pensando en lo que viene y se evapora.

    La felicidad es un atisbo de o eterno y lo infinito, una experiencia subjetiva, repentina
    y efímera. Lo que buscamos e intentamos que perdure es lo que entendemos por bienestar.

    Un saludo!






















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  3. Concuerdo con lo que dice Fer, acerca que la felicidad consiste "únicamente" en ser consciente del aquí y ahora. El el único inconveniente es que esa consciencia viene después de la "iluminación".
    Por la misma razón descreo de la felicidad intrauterina, no hay felicidad (ni dolor), sin consciencia. El tema es complejo, como todos sabemos. Un beso

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  4. A mi me parece, que la felicidad son espacios atemporales llenos de luz, como fuegos artificiales más o menos detonados por una chispa, no siempre interna, a veces es el "otro" quien detona sin ser consciente nuestra felicidad. Imagino (porque no lo recuerdo) y le doy un carácter de suposición nada más, que sí existe la felicidad intrauterina, así como está demostrado el dolor intrauterino, porqué no la felicidad, de echo, los grandes iluminados tuvieron que atravesar la luz para poder volver con ella. Los niños, que por su tamaño(ego) y edad están más cerca del útero que nosotros, son un claro ejemplo de lo que es felicidad, no hay más que ver còmo disfrutan jugando.
    Un abrazo a tod@s.

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  5. Gracias por vuestros interesantes comentarios!. Fer efctivamente que la felicidad está en la vivencia del aqui y el ahora pero no toda consciencia del presente es por si misma felicdad en estado puro. Más bien es la conquista de ella, el camino, la ilusión y el entusiasmo que ponemos en lo que suponemos que nos ahce felices lo que puede gestar y alumbrar esa misma felicidad de la que hablamos. Tampoco creo yo, como James apunta, que el estado intrauterino, auqnue conlleve una experiencia placentera y única, pueda calificarse de feliz precisamente por la falta de consciencia.
    Xara, los niños!! ellos si que están en la felicidad sin necesidad de reflexionarla...son felicidad la mayor parte del tiempo...con todo o con nada. No importan las cuantifaciones.
    Besos y gracias por la amena charla que mantenemos gracias a vuestra participación.

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