Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 19 de agosto de 2011

NUEVOS RETOS


No se trata de una cualidad, sino de una actitud. Me refiero a las imperiosas ganas de hacer algo nuevo, de renovarnos para seguir con ilusión y enfrentar nuevos retos que seguramente nos medirán con nosotros mismos en lo que a fortaleza y voluntad se refiere. Cuanto más complejo, difícil y distante veamos el objetivo que nos proponemos mayor satisfacción según vamos consiguiéndolo. Trabajar en algo que nos cueste esfuerzo y hacerlo día a día, paso a paso, supone sin duda el mejor antídoto contra la rutina y la depresión. Comprobar que avanzamos, poco a poco, en ese arduo camino de la conquista de lo que nos proponemos aleja fantasmas y diablos que nos acompañan a veces, demasiado cerca. El empeño puesto en algo que supone un reto importante para nosotros, sea cual sea, nos impulsa hacia delante, nos da valor frente a nosotros mismos y nos hace capaces de creer que podremos con aquello que nos propongamos con solo la voluntad de intentarlo.
Sin embargo, cuando la trayectoria ha sido larga y el esfuerzo continuado e intenso, algo sucede al conseguir lo que nos planteamos inicialmente. Es u n proceso semejante al del síndrome de Estocolmo. Uno se acostumbra hasta las dificultades y más tarde, libres de ellas, nos parece que se instala un vacío permanente que solo podrá llenarse con objetivos nuevos por cumplir. De este modo, tejemos una espiral de empeños en los que no nos queda tiempo para lamentarnos de otros males que en ocasiones toman dimensiones descomunales por darles demasiada atención.
Es importante tener siempre nuevos retos en nuestra vida para vislumbrar un horizonte de compromiso con aquello que nos gusta, nos conviene o nos hace más felices. Probemos a pensar en el nuevo reto que queremos conseguir a corto plazo y pongámonos a planificarlo. Demos el primer paso del camino…aunque queden muchos por dar, habremos iniciado el sendero de la conquista siempre contando uno menos. La satisfacción final y la estima propia que desprenderemos hacia nosotros es tan fuerte que por sí sola es ya la recompensa.

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