Mis pies se hunden a cada paso
En la arena húmeda de tu vientre,
Se abren tus piernas como capullos nacientes
entre las hojas que los albergan, verdes.
Dejo que un surco marino haga castillos
cerca del portal dulce de tus caderas.
Recorro colinas de nubes que sueñan
Con ritmos caribeños al tan tan
de tus pies descalzos sobre mi boca entera.
Ha salido la luna, escóndete niña que llega
quién a ti siempre te busca
en todas las bocas que besa.
Y tápate la cara que rebosa de fresca,
No sea que te mire de cerca y de ti
Separarse nunca más pueda.
Cierra los oídos, los ojos y la boquita de fresa,
Que andan buscándote desde lejos,
ladrones que traen penas.
Anda niña, canta una canción de amor y guerra,
Que dónde empieza uno, la otra quema.
Sáltate todas las normas de la tierra,
Que tu mundo es divino y lo sabe bien
Quien con tu veneno de plata
se ha convertido en cera.
Cierra los ojos, cierra.
Duérmete ya, entre olas de espuma y niebla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario