Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


miércoles, 4 de agosto de 2021

LA BARCA VACÍA

 

Uno de los libros más interesantes y liberadores que he encontrado es el de Pema chödröm: “ Comienza donde estás”.

Está plagado de planteamientos directos sobre el sufrimiento, el odio, la ira, los celos y sobre todo el miedo. También de formas de acercarnos compasivamente a todo ello y, sobre todo, de cómo poder transformarlo, no sólo para nosotros, sino extenderlo al mundo, a los demás, a la prolongación de cada uno.

 “La primera enseñanza de Buda- dice en su página72-es la existencia irrefutable del sufrimiento…Las personas se dañan unas a otras: dañamos a otros y otros nos dañan. Saber esto es ver con claridad”.

Algo que nos puede resultar tan obvio no lo es tanto si el denominador común del sufrimiento lo ponemos siempre en las acciones con las que otros nos castigan. Vernos parte del problema ayuda a resolverlo.

Todos hemos sentido estados de soledad, enfado, o celos. Todos, ante ello, hemos actuado desde el punto de dolor autosufrido, por eso cuando te sientes solo, dices palabras crueles; cómo quieres que alguien te quiera, le insultas. Solo empiezas a ponerte en el lugar del otro cuando tú has estado allí. 


 

La compasión no ocurre porque seas mejor que él, sino porque como humano compartimos los mismos estados. Cuanto más conoces los tuyos, más entiendes los de los demás.

Hay una historia Zen que permite comprender que incluso a veces, sin que nadie provoque esos estados en mí, los siento de igual modo.

…”Un atardecer, un hombre disfruta navegando con su barca por el río. Y ve otra barca que baja por el río y se dirige a él. Al principio le parece muy hermoso que alguien más vaya a disfrutar del río en una hermosa noche de verano. Después se da cuenta de que la barca va directamente hacia él, cada vez más rápido.

Empieza a sentirse molesto y  a gritar: ¡Oye ten cuidado, gira la barca!...pero la barca sigue yendo hacia él cada vez más deprisa. A estas alturas él ya está de pie en la barca, gritando y agitando su puño. Y en ese momento la barca golpea directamente en la suya.

Y ve que está vacía.”

Muchas barcas vacías son situaciones vitales no dirigidas por nadie, pero nosotros necesitamos encontrar culpables. Trasladar la responsabilidad y escupir nuestro veneno contra los fantasmas de nuestra mente.

La barca vacía puede ser un punto de inflexión; un buen momento para practicar la apertura de nuestra mente para eliminar el miedo sin dirigirlo hacia nadie.

Las situaciones, las sorpresas, buenas o malas, siempre son maestros si sabemos liberarnos de la resistencia y el temor de que nada descoloque nuestra vida; una vida que está inmersa en el devenir de la existencia cuyo esencia es el movimiento y el cambio.

Si entendemos esto…ya estamos en el punto de partida hacia la mejor forma de tratarnos a nosotros mismos  y por extensión al resto de los humanos que viven a nuestro alrededor y al mundo entero.

 

 

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