Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 11 de abril de 2019

¿ESTÁS EN UNA ESPIRAL?


A veces, estamos en una espiral en la que cuánto más queremos salir más nos adentramos. Lo peor es tener los recursos y no emplearlos, conocer los caminos de salida y no poder mover los pies.

         A veces, hacemos algo o a alguien el centro del mundo; de nuestro mundo y de nuestro plan. Nos implicamos en exceso, nos diluimos en un caldo que nos quema siempre, pero que seguimos bebiendo. Parece que hubiese una especie de placer en el dolor  que se ejecuta indefectiblemente cuando se acciona el mecanismo.

         Nos preguntamos…y ¿cómo se pone en marcha el trasiego de enredarnos en lo que sabemos que nos traerá mil y un dolor de cabeza?.

Resultado de imagen de la diana con la flecha en medio

 Es muy sencillo. Hemos probado algún tipo de placer ligado a situaciones o personas en las que nos quedamos apegados y se produce un anclaje en el cual se dispara el dispositivo. Buscamos más de lo que nos gustó. Esperamos que llegue. Confiamos qué pase.

Minimizamos los costes, magnificamos la rentabilidad y buscamos siempre la dosis de felicidad que, en algún momento, llegó a nosotros.

Tener los ojos abiertos, los pies en la tierra y la cabeza sobre los hombros no sirve de nada cuando estamos incrustados en la diana. Somos el blanco, su centro y la máxima puntuación.

No se me ocurre nada más que tomar distancia. Accionar el botón de parar aún en pequeños detalles. 

Si tu impulso te impele a la acción a favor de tu espiral, páralo. Detente, espera. Date tiempo. Da tiempo al ovillo para convertirse en una línea. Después camina por ella. Lenta y pausadamente. 

Huele cada soplo de viento que meza tu cara. Aspira la luz que inunde tu mente. 

No te culpes. 

Sigue adelante. 

Siempre te espera la vida.

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