Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


martes, 5 de febrero de 2019

BUENOS Y MALOS



Esa manía nuestra de dividir el mundo en malos y buenos puede llevarnos a las equivocaciones más dañinas.

Los estereotipos  que delimitan  dónde se encuentra la línea divisoria entre el mal y el bien están marcados por los moldes de la mente que se han construido en una época, un espacio y un tiempo concretos.

          Lo que hoy está mal, estuvo bien en otros momentos del pasado o en otros lugares, o lo está aún. 



          Todos tenemos luces y sombras; todos fantasmas que nos acosan aunque intentemos apartarlos. Todos sabemos que el sufrimiento que es nuestra responsabilidad, en otra persona, se valora como maldad. Pero no siempre lo es.

          Debemos dejar de culparnos por no dar gusto a todo el mundo. Nos han enseñado que “ser buenos” equivale a hacernos cargo de dolencias ajenas, a intentar ayudar, cuando la ayuda ni es pedida ni a veces deseada, a estar disponibles siempre, a saber callar a tiempo, a propiciar balsas de aceite por donde pisamos. Lo contrario en nosotros y en el de enfrente, lo calificamos, en grados diversos, como maldades gratuitas que nos cuesta poco condenar.

          Hay personas que parecen no tener alma en el mundo. Gente que sigue su instinto básico de poder, sexo, dinero o magnificencia arrasando lo que pilla en su camino. Hombres y mujeres a los que les sobra el mundo porque creen poseerlo.  Sin embargo, la ley natural de la vida también les afecta y en sus despropósitos llevan su dolor. Todo cambia, nada es para siempre y todo lo que comienza termina.

          Algún día, entenderán los malos que a ellos también les tocará sufrir y verán con claridad lo que ellos han propiciado.
Algún día los buenos no se verán tanto y comprenderán que hubo gente que sufrió a su lado aún creyéndose salvadores de causas ajenas.

En realidad, no hay línea entre ambos y con mucha facilidad pasamos de una a otra orilla sin saber que hemos cambiado de cualidad.

No hay otro modo de medir que la comparación con uno mismo. ¿Fui mejor que ayer?¿seré mañana peor?¿lo seré con los demás?¿lo soy conmigo?.

Vive dentro de ti con la mayor honestidad posible. Haz siempre lo mismo que harías si no hubiese miradas sobre ti. 

Si vale para ti seguro que lo demás, también saldrán ganando contigo.

Suma, no restes. 

Súmate. No dividas.
 
Sé uno contigo.

Sé el mismo con todos.

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