Se ruborizó el alma cuando
imaginé
tu sonrisa sobre mi piel de ángel.
Caminé de puntillas entre
tus sueños
e hile tus cabellos con
dedos de plata
bajo la luz de estrellas
olvidadas.
Sentí en mi vientre tu
espada helada
Me levanté alerta por si
te hirió
mi caverna encantada.
Y cerré los ojos por no
ver tu marcha,
Alejándote con las alas
que me arropaban.
Cogí escarcha para vestir
las ilusiones
calladas; bajito volqué al
viento
Dos palabras: tú y la
nada.
Hice transparente otra vez
el alma
para encontrarme con el que fuiste
y la niña que hay en mí, enamorada.
Entre silencios y palabras,
el pasado
Que regresa otra vez para mimarla.
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