Estés
donde estés, procedas de donde procedas, hayas hecho lo que hayas hecho, estés
sumido en una depresión o te sientas solo y sin ilusión, date otra oportunidad.
Seguramente
nos es más sencillo ser compasivos con los demás que con uno mismo; más
cariñosos y tiernos, más permisivos y diligentes; más empáticos y fraternales.
Seguramente
nos tratemos con dureza o con desprecio, en muchas ocasiones, y lo peor,
seguramente, en la mayoría de ellas creamos más en las posibilidades de los
demás que en las propias.
No
sigas por este camino. Date tu lugar, crea tu tiempo y encuentra tu espacio.
Cualquier
momento es bueno para comenzar. Ahora mismo. No lo dejes mucho o se te pasarán
las ganas de ti.
Nos
han enseñado a cuidar al otro, a esperar al otro, a agasajar al otro, a querer
al otro, a tolerar al otro, a mimarle o a comprenderle. ¿Y tú? ¿Cómo te tratas
a ti?.
Debes
considerarte tu mejor amigo. Tu más fiel compañero. Tu amante. Tu sombra y tu
espejo.
Debes
sentirte lo mejor o aspirar a serlo desde la compasión contigo y la voluntad de
ser tu mejor versión.
Sé,
tu sol y tu luna.
Sé,
el junco que vive sereno en la orilla.
Sé,
el ave que surca los cielos sin miedo.
Sé,
el corazón dulce que palpita por ti.
Sé,
los sueños que visten tus días.
Sé
siempre lo que darías a lo que más quieres.
Sé
el silencio que grita callado.
Date
otra oportunidad.
Sé
en ti.
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