Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 18 de noviembre de 2018

BIENVENIDOS A LA PAZ



Lo he pensado muchas veces. ¿Qué es más importante: estar entusiasmado/a o sentir paz?.

         Lo cierto es que no tiene por qué ser incompatible, pero también es verdad que efectivamente tanto las emociones muy elevadas en intensidad, por agrado, o las muy devastadoras, por lo contario, nos alejan del centro de equilibrio. Y en el equilibrio está la clave para sanar muchas dolencias emocionales.



         Mucha gente no busca la paz, pero tampoco quiere lo contrario. Sin embargo, estamos en una sociedad, y en una cultura, que nos empuja a la prisa,  a la ansiedad y al ruido.

 Todos damos muchas voces, a todos nos gusta que la nuestra se oiga por encima y con ello creemos estar en una proporción mayor de la razón. Cuando nos quedamos solos, cuando escuchamos el silencio, nos asustamos. 

         Salimos despavoridos en busca de ruido o ponemos la televisión para que algo nos acompañe. Todo menos quedarnos a solas con uno mismo porque entonces nuestros pensamientos son aún más habladores y altisonantes y nos devoran sin querer.

         No sabemos estar solos. No queremos. La soledad siempre está tildada peyorativamente. Es un sinónimo de rechazo, de no aceptación, de tener pocos amigos, de que la gente nos quiere poco. De estar condenados al ostracismo con nosotros mismos y a morir con los sonidos del interior.

         Efectivamente hemos de conquistar la paz. Es muy simple y complejo a la vez. Se necesita valentía y sobre todo una actitud compasiva para con la vida y nosotros mismos.

Tenemos que desaprender la importancia de ser la guinda en la tarta, de ser quien destaca aún sin motivo, de permanecer en el centro del bullicio como premio a una personalidad narcisista y competitiva aprendida en la jungla en la que se ha convertido la vida.

Hay que amigarnos con el silencio, con la observación, con ese pasar suave sobre las circunstancias; no dejar que nos arrastren, sino caminar junto a ellas sin miedo pero sin temeridad.

Conquistar la paz equivale a poner fin ante el temor de estar a solas con uno mismo y estar bien. Respirar profundo, sentir que todo está en orden; en el orden que establece la naturaleza de nuestro espíritu aún sin saberlo.



Probemos a respirar un poco de ella. Probemos a exhalar aquello que nos oprime, angustia o entristece. Probemos a sustituir el bullicio por silencio sonoro y las luces de neón por luz solar brillante y cálida sobre nuestra piel.




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