Todos conocemos a
personas que no callan. Que quieren solamente demostrar lo que saben. Que de la
conversación hacen un pretexto para exhibir lo que conocen o lo que ni tan
siquiera llegan a conocer.
Son personas
insufribles. Llenas de sí mismas y muy poco receptivas a las nuevas ideas y
aprendizajes del entorno.
La erudición nunca es lo mismo que la
sabiduría. La primera se refiere a datos, a contenidos, a saberes
cuantitativos. La segunda nos habla de cualidad y calidad. De aprendizajes
vivenciados y de prácticas y experiencias
Que dejan tras de sí
un poso de utilidades que unen la razón y el corazón.
Veamos este breve
cuento alusivo a ello.
De las personas que
llevan la erudición por bandera solemos alejarnos solos; lo peor es si nos
reconocemos como tales, porque huir de nosotros mismos es imposible. Tal vez
nos quede poder reflexionar y ubicar nuestra forma de ser en una u otra orilla
del conocimiento.
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“En cierta ocasión, un
hombre de gran erudición, fue a visitar a un anciano que estaba considerado
como un sabio. Llevaba la intención de declararse discípulo suyo y aprender de
su conocimiento. Cuando llegó a su presencia, manifestó sus pretensiones pero
no pudo evitar el dejar constancia de su condición de erudito, opinando y
sentenciando sobre cualquier tema a la menor ocasión que tenía oportunidad.
En un momento de la
visita, el sabio lo invitó a tomar una taza de té. El erudito aceptó,
aprovechando para hacer un breve discurso sobre los beneficios del té, sus
distintas clases, métodos de cultivo y producción. Cuando la humeante tetera
llegó a la mesa, el sabio empezó a servir el té sobre la taza de su invitado.
Inmediatamente, la taza comenzó a rebosar, pero el sabio continuaba vertiendo
té impasiblemente, derramándose ya el líquido sobre el suelo.
-¿Qué haces insensato?
-clamó el erudito-. ¿No ves que la taza ya está llena?
-Ilustro esta
situación -contestó el sabio-. Tú, al igual que la taza, estás ya lleno de tus
propias creencias y opiniones. ¿De qué te serviría que yo tratara de enseñarte
nada?”
ay espero nunca llegar a ser asi... jajaja, aunque en una epoca me porte asi, y me di cuenta lo feo que es, espero haber mejorado..jajaja...se lucen mis angelitas, que maravilloso mensaje de reflexion, abrazos se cuidan mucho!
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