Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


miércoles, 10 de enero de 2018

¿YA HAS ENCONTRADO TU PROPÓSITO?

Solamente podemos encontrar un sentido grato en nuestros días si tenemos un propósito, por mínimo y pequeño que sea.
La rutina mata el alma. La falta de entusiasmo, la repetición vacía de acciones que se suceden en el día y que sabemos que lo harán al día siguiente no es más que un laberinto en el que nos encontramos perdidos; desteñidos y sin aliento.

Hay que encontrar un motivo. Tener un propósito. Querer alcanzar una meta. Por insignificante que parezca. Lo peor es el estancamiento. La predecibilidad. La sensación de he llegado, ya no hay más.

Mucha gente hace de la rutina un espacio de “falsas seguridades” en las que cree estar a gusto. Los cambios descolocan, pero dan vida. En cualquier modificación hay un precio que pagar, pero también regalos que recoger.




Cuando el tiempo se llena de objetivos no hay espacio para la depresión. El mejor antídoto contra ella es la acción y si esa acción conlleva un logro la cota de satisfacción es aún mucho mayor.

Si ya tienes un propósito, cuídalo. Si aún no lo has descubierto vete en su busca.

He encontrado esta reflexión. La comparto.

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“…Tener un propósito es, en un sentido trascendental tener la voluntad de encontrar un sentido a la vida. 

Hemos encontrado nuestra razón de ser y nos dedicamos a ella. Muchas veces por vocación, otras por pasión y otras por misión. Estos conceptos se confunden, pero todos desembocan en tener una visión clara de lo que se quiere conseguir.

Algunas personas lo logran, otras en menor proporción, avanzan en una eterna búsqueda de encontrar aquello que finalmente hará que se sientan en su lugar, desarrollen sus competencias, y progresen motivadas hacia un fin.

El propósito surge de la profundidad, de una necesidad de llevar a cabo algo con significado, algo importante. 

El objetivo representa un fin que se quiere conseguir, una sucesión de acciones o procesos enfocados a lograr un resultado.
Finalmente, una meta son pequeños objetivos.

Vemos que para avanzar en la consecución de un propósito, necesitamos objetivos, metas, recursos, y también buenas dosis de coraje y perseverancia.

Entonces, ¿Por qué ante tal desafío, a la mayoría le interesa encontrar un propósito coherente con sus talentos y competencias?
El propósito o proyecto de vida, es el motor fundamental que nos mueve y al cual dedicamos nuestros esfuerzos y expectativas. 

Es lo más importante, lo que nos motiva, nos empuja y satisface. Es la sinergia de talentos, capacidades, valores, visiones, misión, oportunidades. La idea de propósito nos encauza y evita el dejarse influenciar por las constantes solicitaciones cotidianas. 

Este enfoque es beneficioso y provechoso: menos dudas, menos incertidumbre, menos improvisación, más decisión, más visión y dirección.
Cuando actuamos guiados por un propósito, que declinamos en objetivos y metas, sabemos a dónde queremos llegar, conocemos el destino. 

¿Qué es lo que quiero crear?

¿Qué es lo más importante para mí?

¿Qué es lo que me haría levantar un domingo a las 5h de la mañana?

La pasión forma parte del propósito, así como los valores que fundamentan nuestra visión de las cosas.

Volvamos a la pregunta.

¿Qué es lo más importante, aquí y ahora? ¿Cómo puedo utilizar mejor mí tiempo cada día?

Extraemos esta pregunta de su contexto filosófico y la arraigamos en la cotidianidad. 

Distinguir entre lo urgente y lo importante, es un gran reto para conseguirlo y ello en todo tipo de estratos sociales: directores de empresa, ama de casa, comerciales, artistas, empresarios.

Nadie sin excepción, se escapa del devenir del tiempo con sus acontecimientos caprichosos, que danzan entre la urgencia y la importancia.

Distinguir entre lo urgente y lo importante es esencial para poner el foco en lo que realmente importa y nos vincula al proyecto vital.

Por eso, si queremos dejar de dispersarnos, podemos recurrir al para qué estamos haciendo lo que hacemos, revisando el motivo. 

Apoyarnos en un propósito, es una gestión óptima de nuestras capacidades, pues en el proceso de avance, desarrollamos habilidades, competencias y recursos.

Detenerse, escuchar y reflexionar son las acciones necesarias para lograrlo.”…

Susana Ramón



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