Corazonadas,
intuiciones, pálpitos…muchas formas de llamar a esa sensación que llega de
golpe y que parece que nos pone ante una información certera a punto de pasar.
Cuando afinamos nuestra sensibilidad,
cuando estamos más receptivos y permeables, cuando abandonamos resistencias que
nos bloquean…entonces aparece casi con absoluta espontaneidad, las intuiciones.
Lo
que afianza esta forma de llegar a lo que va a suceder es comprobar que se
cumplen. Porque realmente se cumplen.
El
método para convertirnos en una esponja, en vaporosas esporas espirituales
capaces de ver más allá de lo que está sucediendo es, como dije antes, soltar
las resistencias.
Muchas
veces, resistirnos a un problema, darle vueltas sin desengancharnos de él, solamente
hace que éste se perpetúe y que bloquee nuestra percepción. Levantamos un muro
que le aísla, sin darnos cuenta que dentro de esa muralla quedamos nosotros
atrapados con él.
De
este modo, no dejamos paso a la intuición. Se trata de hacer una prueba.
Podemos intentar situarnos a un lado de todo lo que nos pase durante un tiempo.
¿Tal vez un par de días?. Probar a dejar pasar todo por delante. Como si no
fuese con nosotros. Y afinaremos la manera de recibir lo que nos llegue; desde
dentro.
Llevo
unos días muy intuitiva. Me gusta sentirme así. Tengo que seguir dejando pasar
la vida como una película. Eso me hace más receptiva.
Escucho.
Intuyo.
Esa es mi actitud, ahora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario