Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 9 de diciembre de 2016

ENVOLVER LA ILUSIÓN



No hace falta que sea Navidad para tener ilusiones, ni para que vengan envueltas en papel de regalo.

Estas fechas, dicen los que se quieren desentender de ellas, que son de los más pequeños. Es como si a base de no tener ilusiones nos molestase tener que poner cara de felicidad por ser los días que son.

Muchas veces, desviamos la atención de lo que nos importa por centrarla en lo que nos atrapa. 

Hay que tener cuidado que las ilusiones que nos llegan no sean como burbujas de champan. Espumosas, redondas y vacías. 

Capaces de subir mucho pero sin dirección; posibilitadas de salpicar  todo sin control pero en definitiva, efímeras y breves en su explosión.

La vida te enseña  a valorar qué es lo importante y cuál lo accesorio. Si realmente merece la pena dar un paso al frente o es mejor quedarse donde se está sin por ello acomodarnos a lo que no gusta.

Son momentos, estos,  en los que la ilusión está en venta. 

Lo mejor es descubrir que no se esconde en una caja de regalo, ni tras el escaparate mejor decorado. Lo mágico es percibir los destellos de nuestros sueños en lo que tenemos, en lo cercano, en las pequeñas cosas que se viven de forma sencilla.

Puede que las Navidades sean, sobre todo para los niños; puede también que activen el niño que llevamos dentro y que a partir de ellas veamos el mundo con otros ojos aunque sea por unos días.

Llega un tiempo diferente. 

Posiblemente no te guste. 

No pasa nada. 

También pasará. 

Lo que no debe pasar es la disposición de nuestra actitud hacia la ilusión; por lo que sea, grande o pequeño, visible o invisible, real o imaginario.

Mantengo la ilusión. 

La dirección de dónde deba posarse,  seguramente no será cosa mía pero estaré alerta para disfrutarlo todo.

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