Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 17 de marzo de 2016

¿ESPERAS A CONTESTAR CUANDO TE SIENTES OFENDIDO?



He compartido este texto en alguna ocasión más; sin embargo, creo que es necesario  tener en cuenta que todos cambiamos según el momento, la época y las circunstancias que nos toca vivir.

Cuando recibimos una ofensa es mejor esperar para poder reaccionar de acuerdo a un “egoísmo positivo” bien entendido.
Contestar a las ofensas, responder a ellas movidos por la rabia, escupir el veneno que nos inoculan es, seguro, negativo para nosotros.


Tenemos que esperar un tiempo, corto incluso. En ese espacio temporal ya habremos cambiado. Seremos otros y entonces, las molestias también será diferente.

Veamos.
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El Buda fue el hombre más despierto de su época. Nadie como él comprendió el sufrimiento humano y desarrolló la benevolencia y la compasión. Entre sus primos, se encontraba el perverso Devadatta, siempre celoso del maestro y empeñado en desacreditarlo e incluso dispuesto a matarlo.

Cierto día que el Buda estaba paseando tranquilamente, Devadatta, a su paso, le arrojó una pesada roca desde la cima de una colina, con la intención de acabar con su vida. Sin embargo, la roca sólo cayó al lado del Buda y Devadatta no pudo conseguir su objetivo. El Buda se dio cuenta de lo sucedido permaneció impasible, sin perder la sonrisa de los labios.

Días después, el Buda se cruzó con su primo y lo saludó afectuosamente.

Muy sorprendido, Devadatta preguntó:

--¿No estás enfadado, señor?

--No, claro que no.

Sin salir de su asombro, inquirió:

--¿Por qué?

Y el Buda dijo:

--Porque ni tú eres ya el que arrojó la roca, ni yo soy ya el que estaba allí cuando me fue arrojada. 

Para el que sabe ver, todo es transitorio: para el que sabe amar, todo es perdonable.

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