Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 29 de octubre de 2015

LA RESISTENCIA Y EL DOLOR



Muchas veces lo que necesitas llega a tus manos sin querer. Ello te busca a ti. La energía que nos envuelve se ve afectada por todo lo que nos sucede. Por lo tanto cuando estamos debilitados por nuestras angustias, los problemas que nos llegan o las debilidades que padecemos, algo se mueve en el aliento que nos impulsa a vivir, algo en las ayudas invisibles con las que seguro contamos, algo muy sutil que dispone los recursos a nuestro favor y nos deja cerca señales que nos ayudan, si sabemos verlas.

“Lo que resiste, persiste”.

Esta frase es la causa de muchas de nuestras penas. La resistencia a lo que debería estar fuera de nosotros equivale a la persistencia de lo que nos daña.

Somos nosotros mismos los que dejamos vivir a nuestro lado al dolor, sobre todo el que alimentamos con esta imaginación nuestra siempre tan parlanchina.

Sin embargo, el dolor también enseña. Nos cambia. Nos revoluciona. Nos deja tirados para ponernos a prueba. Nos sitúa frente a nuestros límites. Y nos desliza a través de ellos para renacer de nuestras cenizas.

Os dejo este texto que he leído recientemente. Me gustó.
Espero que os aporte luz en este tema.
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        (…) “ La palabra resistencia tiene varias resonancias. Para evitar cualquier equívoco sugiero mirar a la resistencia desde una perspectiva amable, más relajada antes que motivo para el relajo.

La resistencia significa firmeza, aguante, obstinación, tenacidad, entereza, intransigencia, correa –no confundir con apellidos, por favor-, severidad, consistencia, solidez. Y podríamos añadir otros sinónimos: potencia, nervio, fibra, pujanza, poderío, reciedumbre, robustez, vigor, fortaleza, fuerza, energía, eficacia, ánimo, brío, empuje, coraje. Pero hay también un interesante sinónimo: rebeldía, obstrucción, indocilidad, reacción, desobediencia, forcejeo, barrera, defensa, parapeto, barricada, repulsa, negativa, antagonismo, desafío, oposición, disconformidad, desacuerdo, renuencia, reluctancia, contrarresto.

 Por la vía de la exclusión podríamos identificar qué no es la resistencia. Y se nos viene a la mente los antónimos de resistencia: debilidad, pasividad, flojedad, blandura, dejadez, desinterés, ineficacia, agrado, despreocupación, renuncia, resignación, obediencia, docilidad, sumisión, fragilidad, inconsistencia, acuerdo, conformidad, enfermedad.

Podríamos preguntarnos -en tono amable- cómo resiste la mujer a un marido infiel o mujeriego; o el marido a una mujer infiel o algo parecido. La resistencia, en este caso, tiene un límite para ciertas personas. Y puede terminar en una resistencia pasiva –desde no hacer nada, asumir la ‘ley del hielo’ y seguir así hasta el final. O pensar en la separación o divorcio: ¿resistencia activa?

¿Y qué pasa con la resistencia al dolor? Pilar Sordo, una psicóloga chilena, plantea en su reconocido libro ‘Bienvenido dolor’ algunas ideas interesantes al respecto.

“El dolor –dice- no necesariamente es malo o pernicioso. El dolor puede ser fuente de aprendizajes si se administra bien, e incluso ser fuente de felicidad. ‘La llegada del dolor es inevitable, pero la elección por el sufrimiento depende enteramente de nosotros’, expresa la escritora.  (…)



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