Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 3 de agosto de 2014

LA RUTINA EN EL AMOR



La vida está hecha de rutinas. De hábitos instalados en nuestro ritmo diario, de repeticiones y mecanismos combinados que dan sentido al sin sentido del aburrimiento, del hastío de lo de siempre, del cansancio de lo mismo.
Uno comprende que lo excepcional es eso, único y por tanto ocasional. Llegamos a la convicción de que ir a comprar el pan, ver la televisión o sentarse al lado del otro, simplemente por estar, también es un lujo. Y lo es cuando no se tiene y se ansía. Cuando comprendes que poco se aprovecha la vida normal cuando existe y lo mucho que se añora cuando no puede ser o no está más.
El amor necesita de excepcionalidades, de magia y aventura, de sobresaltos y novedades, pero también de normalidades cotidianas, de saberes diarios en los que reconocemos al otro, de silencios comprendidos y de conversaciones sabidas. Y lo mejor de todo es que ambas situaciones se den con la misma pareja.
Es imprescindible reinventar para no morir y aún más si hablamos de amor. Es necesario sorprender, buscar y deleitar, pero también calmar, sosegar y amainar.
Entre ambas tensiones está el secreto de querer continuar.  Porque el amor no sabe de contratos, de firmas ni promesas. Ni siquiera de juramentos gravados a fuego, ni de eternidades con tiempo, ni de para “siempres” ni “nuncas”.
El amor solamente sigue los golpes del corazón, los impulsos del alma y los imperativos de la inercia de permanecer cerca de lo que amamos.
No hay más miedo que el propio miedo de perderse en el camino, de que los senderos se separen por no tener las manos bien unidas, de que cada uno inicie su particular escalada y nadie se dé cuenta. De que en definitiva, cuando queramos llamar al otro se encuentre tan lejos que ya no pueda oírnos.
Como veréis este verano no dejo de aludir al amor. Será que quiero aprenderlo desde la A a la Z porque de otro modo no logaré nunca conocer el código que me permitirá descifrar su secreto mensaje. Será que este calor derrite hasta los sueños. Será que cada vez me convenzo más de que amar es lo único que nos hace vibrar en lo más alto.
Sea lo que sea, quiero permanecer siempre amando. No hay otra manera de vivir lo mejor.

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