Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


martes, 8 de julio de 2014

FORTALEZAS



He llegado a entender que muchos de los éxitos de la persona dependen de las fortalezas del carácter, de la templanza en la conducta y de la capacidad de afrontar los cambios.
         Me consta que personas muy válidas, académica e intelectualmente hablando, fracasan en lo más básico de la vida. “Una cosa es ser inteligentes para estudiar y otra serlo para la vida”, solía repetir un amigo de la familia cuando se veía obligado a valorar la trayectoria de sus propios hijos. Realmente, lo fuerte de cada uno es lo que a veces evita muchas equivocaciones.
         Lo importante es conocer nuestro talón de Aquiles. Saber en qué fallamos y cuál es nuestro punto débil. Determinar nuestras debilidades y descubrir  nuestras fortalezas.
         A veces, uno se equivoca y se vuelve a equivocar. Tal vez es necesario en el proceso de ser más y mejor o simplemente en la obligación de sobrevivir . 
         Hay que tocar fondo para poder subir. Tenemos que caer una y otra vez para abrir los ojos de una vez y al mismo tiempo que los abrimos, sacar la fuerza que tengamos dentro y arrancar de nuevo.
         Todos somos fuertes; todos. Solamente tenemos que vernos en la situación que nos obliga para saber hasta dónde somos capaces de dar de nosotros mismos. Nos engañamos cuando vemos a los demás mejores que nosotros, más capaces, más válidos y menos incapaces de seguir.  Nosotros también sabemos resistir.
         Hay que descubrir aquello que nos hace fuertes. Lo que sea, como sea, en lo que sea. En muchas ocasiones es cuestión de no plantearnos nada y seguir, seguir y seguir siguiendo.
         Un ejercicio útil que, al menos a mi me sirve, es hacer una doble lista con lo favorable y lo desfavorable de la situación, persona o hábito indeseable que queramos sacar de nuestra vida. Seguro que siempre habrá pros y contras. Hay que hacer un ejercicio de absoluta sinceridad para colocar en cada columna lo mejor y lo peor de lo que sentimos en cada momento de lo que nos atormenta.  Posiblemente nos sorprendamos cuando valoremos el contenido de esta doble valoración. Y entonces, en el silencio que se hace en el interior cuando cerremos los ojos…tomar una decisión. Apoyándonos, eso sí, en lo que sabemos que nos hace fuertes.
         No encuentro otro camino más fiable para salir de los pozos en los que caemos, una y otra vez.

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