Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


martes, 29 de abril de 2014

UN EJERCICIO DE SANACIÓN



Pon las manos frente a tu boca, como si fueras a rezar. Relájate, echa de la mente toda preocupación. Sopla suavemente sobre tus manos, como si con ellas quisieras recoger tu respiración. Hazlo tres veces. Soplando de esta manera, regulas tus corrientes magnéticas.

Cada dedo de la mano está conectado a un determinado centro u órgano del cerebro, y cada órgano está conectado con unas fuerzas específicas.
Esas fuerzas están ligadas con las regiones y mundos de la mente. Te es suficiente levantar uno de tus dedos para contactar con el órgano apropiado a través del cual fluyen las energías del mundo mental. Cada dedo es, por tanto, un conductor de una energía o corriente especial. Una determinada energía cósmica emana de cada dedo.
Cuando no te encuentres bien, cuando no sepas qué hacer, sostén tu pulgar con la mano derecha, después sostén el índice, el corazón, el anular y el meñique. Sé consciente del cambio que tiene lugar en ti.

El pulgar representa el mundo divino. Cuando no te sientas bien, experimenta con tu pulgar para llegar a dominar los poderes ocultos en él. Acaricia la parte superior del pulgar, empezando desde la tercera falange hasta la uña. Luego acaricia la parte inferior, desde su principio. Observa si tu indisposición desaparece. Sé consciente de tus pensamientos y de tus sentimientos mientras practicas estos ejercicios.

            Si al principio no obtienes resultados, repite el ejercicio. Aquél cuyas puntas de los dedos son afiladas, emplea mucha energía debido a un gran flujo exterior. Cuanta más redonda sea la punta de los dedos, menos energía saldrá hacia fuera.

Fuente:  "El hombre: Un sistema de energías y formas", Peter Danov

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