Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


martes, 22 de abril de 2014

LAS CÉLULAS Y SUS EMOCIONES



         Las células son parte integrante e integrada de nuestro cuerpo, son la materia prima de la vida y por tanto estados de materia energética cargados de todo lo que afecta a la existencia.
         Sin haber leído nada al respecto, sin conocer el proceso de restablecimiento y sanación del Hòpponopono, algo me dijo que había que dialogar con aquello que en nuestro cuerpo haya perdido el equilibrio. Porque en realidad, de eso se trata, de equilibrar fuerzas, de reponer la proporción, de encontrar la simetría de nuevo.
         Nuestras células sienten las emociones y sus consecuencias. Se ven afectadas por ellas, sufren y se retuercen cuando el alma se encoge; se dilatan, expanden y esponjan cuando nos invade la felicidad.
         Deberíamos mantener una conversación con nuestros males, con el órgano que se queja, con el sistema que se resiente. En principio para dar gracias por su función continuada y sistemática durante tanto tiempo, para seguir con un absoluto acto de comprensión en el que el perdón sea la base de la sanación.
Todos nos equivocamos, ellas también. Y de su equivocación nace nuestra enfermedad pero a su vez, ellas no enferman si antes no hemos llamado a su puerta e invadido su paz.  Timbramos con la desesperanza, la tristeza, el agobio o la impotencia. Con las emociones enquistadas, con la rabia contenida y con esa especie de venganza sin resolver con la que miramos muchos de nuestros problemas en el victimismo absurdo de no hacernos cargo de nuestra parte en ellos.
         Parece un juego ridículo “dialogar con la parte enferma”, pero no lo es. Sana y restablece porque las propias células son agradecidas, saben responder de la misma forma que lo hacen cuando se quejan y se dejan arrastrar por la corriente del malestar.
Comparto un video para ampliar este comentario.

1 comentario: