Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 2 de febrero de 2014

SE COMO UN MUERTO


 Poco a poco uno aprende a no ofernderse, así como a relativizar los halagos.
Nadie puede molestarnos si no permitimos que la crítica pase a nuestro interior, tampoco engañarnos o embaucarnos con las mieles de las palabras si sabemos filtrar lo que nos llega y cómo o por qué lo ahce así.
Posiblemente, lo mejor es, como hemos dicho estos días, serenarse y permanecer en ese equilibrio. Sean laureles o espinas lo que nos lanzan.
Tal vez, solo así podremos valorar lo que nos rodea con equidad.
Veamos este pasaje.


El maestro le dice al discípulo:

 -Acércate al cementerio. Una vez allí, con toda la fuerza de tus pulmones, comienza a gritar toda clase de halagos a los muertos.
El discípulo se dirige al cementerio. Una vez allí, comienza a decir toda suerte de elogios a los muertos y después regresa junto al maestro. 
-¿Qué dijeron los muertos? -pregunta el maestro. 
-No respondieron -contesta el discípulo. 
Y el maestro le ordena ahora:
-Volverás al cementerio y soltarás toda clase de insultos a los muertos. 
El discípulo acude de nuevo al cementerio y sigue las instrucciones del maestro. Vocifera toda suerte de imprecaciones contra los muertos y después se reúne con el maestro. 
-¿Qué dijeron los muertos? -pregunta por segunda vez el maestro.
 -No respondieron -con, testa el discípulo.
 Y el maestro concluye:
-Así debes ser tú: indiferente como un muerto ante los halagos o los insultos de las otras personas.




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