Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 20 de septiembre de 2013

BESOS A NINGUNA PARTE


          La soledad a veces se equivoca de boca y se refugia en cualquiera. No está demás andar amando sin que nadie nos ponga a prueba. Hay que preguntar dónde están los besos que no llegan a ninguna parte. Dónde quedan las ilusiones que uno siembra en el corazón del otro. Dónde las esperanzas que caen en paracaídas desde la emoción perdida.
         Es importante volar para saber que uno tiene los pies en la tierra, y soñar para sentir que se vive la vida despierta. Es prioritario equivocarse, cuando se ama, alguna vez. Hay que rozar lo inconveniente, lo que no tiene sentido, lo contrario y lo prohibido. Hay que ser imprudente, atrevido y un tanto loco. Después se sabe bien donde quedamos ubicados. Hay que descolocarse para centrarse.
         Los besos que no llegan a ninguna parte también tienen su lugar. Esa palabra que nos deja huella, la sonrisa que anuncia el desastre con blancos dientes reluciendo sobre nuestro fracaso, la espalda vuelta anunciando el adiós. Que contrariedad la mirada vacía que no se olvida y el amor entregado a fondo perdido sin dejarlo en cuenta sin interés.
         Dónde quedan los futuros inventados hechos realidad en momentos de ensueño, dónde los proyectos derruidos y tantos guiños y gestos cómplices que se esconden en el olvido de otro.
         Equivocados, contrariados, vacíos, sin rumbo, hastiados, descolocados o  borrados para la otra persona tenemos una obligación con nuestro corazón: guardar el amor que nos quede como semilla que volverá a germinar en el fondo de otra mirada y destilar de la decepción, la mejor esencia para entregar a quien nos corresponda con la misma vehemencia que nosotros depositamos en las dulces líneas de una nueva sonrisa.
         Nadie tiene que sufrir culpas ajenas. Ni siquiera nosotros.

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