Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


martes, 20 de agosto de 2013

ENSEÑANDO A LA MENTE





A continuación, siguiendo la propuesta de cambio de perspectiva de ayer, vamos a conocer una técnica para que cada vez que el pasado nos asalte por sorpresa, lo podamos controlar y cambiar su perspectiva a nuestra voluntad. De esta manera, empezaremos a educar nuestra mente para que sepa qué queremos hacer con esos pensamientos conflictivos.

1.- Primero vamos a recordar una experiencia recurrente, que nos haya causado algún conflicto en nuestro pasado, ya sea tristeza, coraje, desilusión, etc. Mientras la recordamos, trataremos de vivir la experiencia como si la estuviéramos pasando en este momento. Nos meteremos en la escena y veremos todo a través de nuestros propios ojos.
Nos daremos cuenta de los sonidos, palabras, tono de voz, si la hay, quiénes están en la escena participando, qué otras sensaciones tenemos, que tocamos, qué aromas hay, si estamos tomando algo o comiendo, incluiremos todos los sentidos en nuestra experiencia recordada. Nos fijaremos en si sentimos todavía el disgusto o el dolor del momento y cómo es.
2.- Estamos en la escena, tomamos una respiración y poco a poco daremos unos pasos fuera de la escena, como si nos desdobláramos. Nos podemos para ahí y  ver allí en la escena, sin embargo nuestro yo actual, está fuera de la escena. Ahora imaginemos la escena donde  estamos, en una pantalla. Mientras hacemos esto, nuestras emociones no estarán involucradas.
Tú estás fuera de la escena, simplemente como observador de un evento pasado.
3.- Sigues viendo la pantalla frente a ti y poco a poco, la vas alejando de ti y se va haciendo más pequeña y más pequeña. Los colores se funden unos con otros y las imágenes se hacen imperceptibles. Y mientras se hace más pequeña la pantalla, te das cuenta que las emociones negativas también han disminuido hasta desaparecer. Toma una respiración y relájate.
4.- Ahora con este pedacito de pantalla que redujiste, llévalo a donde quieras: lo puedes meter a tu archivo del pasado bajo llave, o lo puedes llevar a una colina y enterrarlo, o depositarlo en el cráter de un volcán, tú decides qué tan lejos lo depositas.
Con este ejercicio le enseñas a tu mente lo que quieres pensar y lo que quieres recordar. Si en el futuro, aparece este pensamiento, lo que tienes que hacer es: rápidamente, lo pones en la pantalla y lo reduces, en instantes y lo regresas a donde estaba o lo llevas a otro lugar más seguro. Termina con una respiración profunda.
Es importante que inicies el entrenamiento de darte cuenta qué pensamientos tienes. Tu mente, cuando está ociosa, regresa a patrones anteriores y repite lo mismo. Debes estar alerta, para que cada vez que suceda eso, tú dirijas qué hacer con esos pensamientos para sentirte bien. Repetir emociones negativas del pasado, ni te ayudan, ni te engrandecen, ni te motivan. Enséñale a tu mente lo que quieres, hasta que se lo aprenda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario