Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


miércoles, 12 de junio de 2013

PERDONO, PERO NO OLVIDO...




Cuando se habla de perdón frecuentemente escuchamos: …” Perdono pero no olvido…”. Esta frase es una realidad para todos, aunque estemos pensando que a nosotros no nos afecta porque si logramos perdonar no olvidar sería una traición a ese acto de beligerancia.
Muchas veces he pensado en la certeza de la frase y no por ello creo que se empañe la intención de dejar partir el rencor y la ira que nos liga a la falta de perdón.

No existe el olvido, no se puede olvidar a una persona o un hecho, simplemente se supera. Superas relaciones, superas miedos, superas pérdidas, superas heridas, continuamente superamos cosas, pero no las olvidamos.

No desaparecen de un día para el otro ni de un año a otro de nuestra mente, simplemente comenzamos a darle importancia a otras cosas u otras personas que nos van alejando de lo que nos causa daño hasta que logramos que no nos afecten más. Es una cuestión más que nada, de tiempo pero sobre todo de la actitud en él.

         Las emociones se acomodan con el paso del tiempo y empiezan por encontrar su lugar en los rincones del alma en los que se han quedado.
Una muerte, el final de un amor, la pérdida de algo querido…cuando logra traspasar la barrera de la desesperación que nos causa de inmediato, se asienta de otra forma. Empezamos a encontrarlas de forma cotidiana e incluso la tristeza se hace amiga. Nos acostumbramos al malestar y poco a poco éste se va transformando en otra cosa.
Olvidar es imposible. Nada de lo que ha pasado por nuestra experiencia puede quedar borrado de la memoria. Esto es algo ante lo que no podemos hacer nada. Lo que si podemos es disponer de nuestra actitud, de una u otra forma, frente a lo que sentimos cuando recordamos. Depende de nosotros querer revivir los momentos amargos, las sensaciones de desazón o incluso las de felicidad si lo que se recuerda hace daño.
Olvidar no se puede. Recordarlo, sin pena o sin dolor y, sin rencor, sí.
Recordemos que sobre lo que tenemos verdadero poder es sobre lo que hacemos con los sentimientos porque no podemos evitarlos por mucho que nos empeñemos en luchar contra ellos. Son como son, efectivamente, pero no por ello podremos dejar de recolocarlos más allá del ojo del huracán que nos invade cuando nos duelen.

2 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo con todo.El rencor no conduce a nada ,por lo menos positivo.Olvidar vale que no se debe,aunque sólo sea para no caer más veces en los mismos errores.

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  2. Mi querida Escarlata...todo sirve...todo...hasta los malos ejemplos, al menos para no seguirlos.
    Un beso*

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