Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 17 de febrero de 2013

ESPERANDO LO MEJOR



A  veces espero a que la vida me sorprenda. Suelo quedarme demasiado parada esperando pero siento un inmenso placer en la espera porque siempre contiene la posibilidad, el “tal vez”, el posiblemente, la oportunidad.
Cuando uno espera, hay un dilatado mundo de eventualidades que pueden suceder. Se trata de vivir con ilusión y esperanza lo que está por llegar y sobre todo, de trabajar ese tiempo, en el que no es necesario estar parado, para ir al encuentro de lo que uno desea.
Hay que celebrar las sorpresas porque, al menos yo, me siento tan agradecida con lo que la vida me da regalado que siempre estaría dispuesta a realizar trabajos extra para ella con tal de que supiese mi gratitud.
Nadie nos enseña a vivir. Nadie a crecer. Nadie a saber lo que uno quiere y lo que no quiere, que es aún más importante. Por mucho que los padres se esfuercen, por más que lo intenten los profesores y aquellos que de algún modo han intervenido en nuestro proceso de madurez, nadie puede experimentar por cada uno, nadie reaccionar por nosotros.
Muchas veces pienso que si hubiese una escuela en la que enseñasen a ser feliz, no habría puesto libre. Entonces sí que ir a  aprender sería gozoso y las tareas dejarían de ser deberes para convertirse en privilegios, pero desgraciadamente, nadie nos puede enseñar si no es la vida misma.
Una de las asignaturas pendientes de la escuela ordinaria, de los institutos, de las universidades…y de cualquier ámbito educativo, es precisamente la educación emocional. Sentir y saber lo que sentimos. Responder y comprender por qué lo hacemos. Reconducir las intenciones y saber dirigir el comportamiento. Comprender que a veces equivocarnos es la mejor enseñanza aunque sea la más dura. Entender al fin que nada vale más que aquello que no tiene precio, y estar seguro de que el objetivo de la vida es ser feliz y amasar felicidad para regalársela a otros.
  Esperar lo mejor es una forma de pasar la vida en la que siempre nos vamos a sentir genial porque aunque no llegue siempre existirá como posibilidad y mientras lo hace, podremos soñar que estamos llegando a tocar el cielo con los dedos cada vez que el objeto de nuestro deseo asome en nuestra mente.
¿Acaso es pequeño el premio?. Un regalo que siempre puede llegarnos con su lazo desde nuestra propia intención.
¡Buen comienzo de semana!

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