Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 16 de agosto de 2012

PERDONAR Y OLVIDAR ( I )

Nuestra amiga y lectora Ohma aludía ayer en su comentario al perdón y al daño recibido como balanza para pesar y poder resolver el dolor. Vamos a dedicar la reflexión de hoy a ello.
Cuando uno siente que debe perdonar, sin querer, se sitúa en un estadio de superioridad con respecto al que ha causado la herida. Es como si aún sintiéndonos víctimas nos regocijásemos de serlo, de alguna forma, porque nos queda la dura tarea de tener la potestad del perdón hacia el otro.
La clave está en poder comprender, y cuando me refiero a entender al otro, lo hago tan ampliamente que abarca incluso a sus progenitores, a sus circunstancias, a su contexto afectivo desde que nació, a las ausencias y a las carencias, a los silencios y a las críticas a las que se ha visto sometido…a sus propios fantasmas y sobre todo al MIEDO.
La mayoría de las veces el miedo es lo que nos sitúa en un plano autodefensivo desde el cual atacamos incluso antes de ser amenazados. La envidia, los celos, la impotencia de llegar a ser, las comparaciones y las frustraciones de no conseguir ser lo que otros proyectaron para uno, rompen el discurso amable del alma para convertirlo en odio feroz.
El odio y el rencor, bien sean los generados por el que hiere o los que se producen como reacción en quien padece el ataque…siempre son venenos que solamente  hacen daño a quienes les engulle. Ni una sola gota de nuestra amargura cae en los labios del otro. Por eso hay que evitarlo a toda costa y reconducir los tóxicos aditivos que acompañan al daño gratuito para rescatarnos a nosotros mismos ante semejantes situaciones.
La frase “perdono pero no olvido” lejos de ser un tópico en el cual parece diluirse la eficacia del perdón, es real. Efectivamente uno puede perdonar pero nada, absolutamente nada podemos borrar de la memoria. Lo que si podemos es recordar sin rencor y entonces habremos dejado ir de verdad los resentimientos, el malestar, el dolor profundo, la aversión que sentimos cuando nos hirieron y hasta el recuerdo físico de la persona.
Lograr perdonar no es sencillo, todos lo sabemos. Pero no lo es porque no entendemos que nadie puede ofendernos, que ese…el poder de la ofensa es un don que sin saberlo concedemos al que está en frente y que si comprendiésemos que la decisión de dejar las críticas fuera de nosotros, es solo nuestra, nada podría tambalearnos.
La opinión de los demás es eso, solamente una valoración que desde su biografía particular emiten y que NADA tiene que ver con nosotros, con nuestra propia realidad y el mundo interior que nos conforma. Por eso hay que dejarla ir sin permitirle el paso a nuestro templo particular. No tiene poder para pasar, ni la suficiente calidad y excelencia para invadirnos, ni el mínimo sentido de veracidad para molestarnos. Porque lo que sufrimos, el dolor que pasamos, lo que nos desgarra por dentro solamente nosotros lo conocemos.
Mañana seguiremos reflexionando sobre lo que debe significar perdonar y la liberación propia y ajena que conlleva.
!Feliz día!

3 comentarios:

  1. Donde cada uno nos posicionamos después de una "agresión" ya sea a nuestro ego o a una ilusión, un proyecto, un sueño, depende de la magnitud de la herida vieja o fósil que estemos tocando. También depende de nuestro proceso evolutivo, como bien dices. En cada momento utili8zamos un recurso.
    De pronto he imaginado un mundo lleno de heridas, un ser humano en carne viva desprotegido.
    El perdón al final, siempre parte de uno mismo. Nadie puede perdonar sin antes haber entendido su victimismo. Así es que por mi parte me repliego hacia adentro buscando el momento de liberar y sanar mis heridas con un nuevo amor, dispuesta a una nueva ruptura, mientras sé que aún no he entendido nada. En mil cachitos roto el corazón.
    Desde el perdón de andar por casa, me limto a alejarme de esas personas que me hirieron, porque no encuentro que pueda unirnos nada, por muy inmenso que sea el propósito, desde esa ruptura emocional, de lo contrario siento que me falsifico.
    No es fácil, no.
    Un beso y que en el día de hoy la paz sea la más grande y visible de nuestras actitudes.

    ResponderEliminar
  2. Cuesta perdonar de verdad , pero garantizo que es uno de los mayores gozos para el Espíritu " perdonar y empezar de nuevo , sin dejar nada para el recuerdo " Un saludo
    Gracias por tus palabras .

    ResponderEliminar
  3. Gracias por vuestros comentarios...efectivamente la sanación del perdón es para uno mismo que logra liberarse de sus propias cadenas de rencor y odio siempre vuelto hacia uno.
    Besos!!!

    ResponderEliminar