Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


martes, 10 de enero de 2012

DECISIONES DIFÍCILES

A lo largo de la vida hemos aprendido dos hábitos muy difíciles de romper y que nos afectan absolutamente. Se trata del hábito de NO CONFIAR en nosotros mismos y el de NO ESCUCHARNOS.
 Comenzamos a dejar de creer en nosotros con mucha facilidad cuando depositamos nuestra valía en la opinión de los demás. Es curioso cómo, de forma consciente nadie estaría dispuesto a apostar por los juicios de otro antes que por los propios. Si nos imaginamos a nosotros mismos cediendo el poder de la fuerza personal que sentimos cuando defendemos nuestras opiniones y ejercemos nuestros valores no nos haríamos propietarios de esa imagen y negaríamos, una y otra vez, estar adoptando ese papel.
Los procesos que nos llevan a protagonizar este rol de marioneta son sutiles y muy tempranos. Uno se acostumbra a dar por válido y superior todo lo que sus mayores de referencia marcan como pauta de conducta y a base de intuir que ellos son el baluarte seguro para conquistar el éxito en nuestra vida, olvidamos comenzar a vivirla con los recursos propios.
Las personas que han caminado por muchos lugares y se han visto urgidas a vivir situaciones muy diversas, saben que en ellas han tenido que recurrir a sí mismos en muchas ocasiones. Que han debido confiar en su intuición en otras más y, que sobre todo, no dudan de sí mismos ni de su capacidad de resolución cuando los problemas les han sorprendido en solitario.
La dependencia excesiva conduce a una irremediable falta de confianza en nosotros mismos y tiene un coste muy elevado en el complejo proceso de vivir. El apego y la codependencia nos hacen inválidos con muletas perpetuas que soltamos muy mal. Acaso, a lo sumo, vamos cambiando de modelo de apoyos y pasamos de aquellos que de forma incondicional y amorosa nos ofrecen los padres a los que vamos aceptando a lo largo del camino, de parejas y amistades que aún con la mejor intención, no nos permiten ser nosotros mismos.
No es fácil tomar decisiones cuando uno depende tanto de todo porque siempre se sentirá culpable de dañar a alguien con lo que inicia. 
Nacemos con la inmensa potestad y la fortaleza infinita de saber guiarnos si somos capaces de escucharnos. Hemos de dejar que esa voz que nos acompaña desde que somos conscientes sea capaz de dirigirnos sin miedo.
Sería excelente que cada día tomásemos una decisión por pequeña que fuese y lo practicásemos  a partir de ahora diciéndonos: “Yo soy una persona segura de hacer lo mejor en cada situación, por eso sé que puedo enfrentarme con todo aquello que llegue para mí”.
Feliz día

4 comentarios:

  1. El mundo parece un lugar incierto, cuando tenemos miedo a la muerte.
    En tu reflexión obsevo que la necesidad de seguridad es la responsable del fracaso en la toma de decisiones. Nada fracasa, solo abortamos posibilidades que están fuera de nuesta órbita, de nuestra frecuencia, de nuestro momento.
    Confiar en un@ mism@ es sin duda depositar en Todo la confianza. Y pasar a la práctica de vivir día dia, como si fuera el último.
    Un beso
    Xara

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  2. Xara es cierto que la confianza en nuestras posibilidades, aunque parezca que éstas se nos ocultan, es la herramienta que acaba con el miedo. Derrotadea esta barrera, todo se hace posible.
    Otro beso

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  3. Gracias una vez más por lo que escribes. ¿Cómo llegar a confiar?¿Cómo soltar los lazos que nos atan al miedo? Es realmente una paradoja, pero creo que es fundamental entender lo que sucedió en los primeros años de vida en este mundo, cuales son los "programas" que llevamos "instalados" en el hardware de nuestro cuerpo

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  4. Tienes mucha razón Segio, la infancia es la clave del adulto que somos y si logramos comprender que nos trararon como mejor sabían, aunque lo hiciesen mal,en algunos casos, lograremos sanar las heridas que quedaron impresas en el alma desde entonces.
    Un abrazo

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