Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


jueves, 1 de diciembre de 2011

HEREDAR LA EXPERIENCIA

Sería estupendo que en el paquete de la herencia que nos llega de nuestros antecesores estuviese el resultado de la experiencia. No exactamente, esa secuela personal e intransferible de lo que pasó, sino el néctar puro de los actos y sus consecuencias. Por supuesto que es imposible. Explica un refrán que “nadie escarmienta en cabeza ajena” y la sabiduría popular es en ello, soberana. Cada cual debe hacer su camino aunque se encuentre con las mismas piedras que el compañero. La forma de verlas, la disposición para sortearlas, la habilidad para saltarlas o la torpeza de empotrarlas nos irá delimitando nuestra senda, la de cada uno de nosotros.
No queremos que sufran los que nos importan. No podemos soportar que vayan a caer en donde ya hemos caído nosotros. No estamos dispuestos a permitir que la herida que tanto tardó en cicatrizar en nuestra piel, se repita en la epidermis del que amamos. Y sin embargo, son ellos mismos los que nos invitan a retirarnos a tiempo. Antes de que no puedan aguantar nuestro direccional consejo. Antes de enfrentarse a nuestra sabiduría para rechazarla; mucho antes de que la batalla se desate sin reparar a quien se hiere. La postura a adoptar no es sencilla. Nos debatimos entre el conocimiento de las consecuencias ya vividas y el respeto por lo que otros deben vivir. Sabemos que nada de lo que digamos será entendido en un primer momento. Por lo que no queda nada más que recurrir a la paciencia. Una inmensa paciencia que, tarde o temprano, dará sus frutos. No se trata de dejar pasar la vida de los que nos importan como si se fuese una película. No podemos ser meros espectadores como si los que van a caer no estuviesen formando el tejido de nuestro corazón. Pero no olvidemos, y lo hacemos muchas veces, que tampoco somos los protagonistas. Que cada uno debe pasar por lo que le ha de enseñar lo que le falta de aprender. Que realmente, uno puede estar siempre para demostrar al que se inicia que hay un pilar que lo sostiene incondicionalmente. Para decirle, incluso sin palabras, que el amor que nos une está por encima y por debajo de las diferencias y que ante todo, pase lo que pase, seguiremos estando para ayudarle a retomar la vida. A veces, es mejor pararse. Quedarse quieto una vez que hemos hecho lo correcto que nos pide el corazón y esperar, aunque sea con desesperanza silenciada, a que sean ellos los que vuelvan. Porque siempre vuelven. Siempre. Y entonces, lejos de utilizar el reproche, hagámonos uno con la sabiduría que acaban de alcanzar aún a través del dolor…y brindemos con besos y abrazos serenos, su esperado regreso.

4 comentarios:

  1. Siempre he sentido un rechazo a la herencia. No quise parecerme a mi madre ni a mi padre, y cada día que pasa me doy cuenta de cuántas experiencias estoy repitiendo. Unas veces para resolver situaciones, como ellos, otras simplemente para comprender sus posturas ante la vida, para perdonar sus errores, para comprender los míos.Y lo mismo me sucede con algunas personas queridas, mayores que yo en todos los sentidos..., es como si estuviera atravesando el mismo sendero que ellos transitaron. Entre todos,algún día, lograremos aprender algo, evolucionar, embellecer la realidad.Abrir caminos por la ladera del equilibrio.Eso sí, desde el agradecimiento inmenso a las personas que siempre hemos sentido a nuestro lado, acompañándonos.Un beso
    Xara

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  2. Además de aprender de las buenas experiencias hay que saber desaprender de las malas. Y a eso nadie nos enseña. Feliz diciembre

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  3. Xara, efectivamente repetimos casi todos los esquemas de comportamiento, conducta y actitudes con los que hemos crecido. A veces esto tiene su parte de bondad, de acuerdo a la que le sea propia en los originales...otras es nefasto ( me estoy acordando de las conductas agresivas, dependientes, sobreprotectoras, maltratadoras...). Por eso es tan importante la niñez, pero tanto, tanto!!.
    Xuan...desaprender!! has dado en la diana!!..cuánto deberíamos desaprender!!...será tema de otra entrada.
    Gracias por vuestros comentarios, vuestro seguimiento, vuestra participación. Y gracias a los que en el silencio también participan en cada reflexión.
    Un beso para tod@s.

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  4. Releo mi comentario y observo en mí, que las repeticiones de la experiencia dolorosa, casi siempre se debe a mecanismos reitereativos de patrones de conducta heredados. Es ahí donde vemos cómo muestros seres queridos "caen" y por eso estamos siempre dispuestos a recibirles mucho amor. Xuan me ha dado la clave, desaprender para aprender, es el camino.Xara

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