Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 25 de noviembre de 2011

EL SENTIMIENTO DE CUIDADO

Uno de los sentimientos que se desprenden del afecto es el sentimiento de cuidado. Esa protección incondicional que se alcanza con el amor cuando este se escribe con mayúsculas en cualquier estado en el que podamos reconocerlo. Si la relación con la madre es, hasta la muerte, el vínculo más fuerte que establecemos durante la existencia, es porque conlleva una sensación cálida y defensora en la que sabemos que siempre encontraremos el escudo necesario para defendernos en la vida. Posiblemente, eso mismo buscamos luego, inconsciente o conscientemente, cuando nos embarcamos en una relación. Creemos que deben “cuidarnos” mientras nos aman, porque el amor cuida por sí mismo cuando existe. Y rechazamos este sentimiento falsificado cuando descubrimos que el que dice amarnos solamente se ama a sí mismo.
         Hablar de madurez de carácter parece que nos acerca al desapego. Somos mayores para…depender de las opiniones, desear el asentimiento, necesitar el consenso en la toma de decisiones o esperar la gratificación del beneplácito cuando salimos por la puerta de nuestra casa. Parece que si no hemos logrado romper los hilos que nos sujetan a quienes comparten nuestra vida, no hemos crecido. Y sin embargo, todos…absolutamente todos nos sentimos inmensamente cómodos, seguros y placenteros cuando nos cuidan. El cuidado al que me refiero no necesita hacerse presente a cada instante, ni utilizar el teléfono para dar la posición de las coordenadas por donde movernos, ni siquiera tener a la persona delante y siempre. Se puede cuidar de  muchas formas. En la distancia, sin la presencia, con el pensamiento, con el deseo y la voluntad de mantener a la persona que recibe nuestro cuidado en nuestro corazón, cerca de nuestra intención, implicada en nuestra existencia aún en la ausencia. No es falta de madurez querer cuidar y que nos cuiden. Es el lógico desenvolvimiento de la dinámica del sentimiento puro en estado activo. Cuido sin darme cuenta. Me cuidan sin solicitarlo. Estoy presente en la vida de quienes me tienen en su corazón…sin necesitar ataduras que tiren de mi, ni requerimientos que lo recuerden, ni dependencias tóxicas que manipulen mi vida, ni siquiera sentir la necesidad de que manifiesten que es así. Cuando me aman, lo sé. Lo siento. Cuando amo, lo hago. Sin más. Esa es la diferencia entre lo que es y lo que parece. Atendamos a lo que sentimos. Es fácil descubrirla.

2 comentarios:

  1. Tengo ese sentimiento hacia muchas personas, pero especialmente hacia mi hijo. Y la verdad es que solo sabemos cómo duele la ausencia, cuando no están con nosotros de un modo natural. El desapego materno también es muy complicado y duro. Pero tu reflexión hoy me ha dado cuidado. Y te lo agradezco enormemente.
    Abrazos
    Xara

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  2. Xara el sentimiento de cuidado en una madre está y permanecerá siempre, de ahí la dificultad para superar su ausencia. Lo complicado es tratar de buscarlo en brazos equivocados, pretender rescatarlo entre ilusiones y espejismos...esa es la confusión que debemos reconocer y evitar. Sin embargo, cuando el amor se produce no hay nada que exigir porque el propio amor cuida.
    Un enorme beso.

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