Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


martes, 27 de septiembre de 2011

NUNCA ES TARDE

Lo más fácil es dejarnos caer. Deslizarnos por la desgana de seguir luchando, cayendo por un tobogán sin final al abismo de la desventura, el descontrol y la angustia. Es fácil decir que no cuando nos piden compromiso; es fácil quedarnos inmóviles cuando la vida nos pide ponernos en pie; es fácil mirar hacia arriba y volver a taparnos bajo las sábanas para seguir durmiendo; es fácil mirar desde lejos para no participar y mucho más fácil, arroparnos con la pena de sentirnos víctimas para seguir pensando que es el mundo el que nos asola con su maldad y nosotros, pobres indefensos, solamente podemos sufrir en silencio como prueba de nuestro sacrificio.
Lo fácil, lo que no cuesta, lo sencillo, lo que discurre por la orilla de los problemas, lo que no nos obliga, aquello que nos deja a un lado y nos evita responsabilidades…es la causa a su vez de nuestro mayor problema: nosotros mismos y nuestro victimismo.
No creemos, desde la razón aparente, ser la causa de nuestros problemas…pero si los analizamos bien, en algún punto de ellos hemos intervenido aceptando lo que no queríamos, callando lo que no debíamos, permitiendo lo que no imaginamos, asintiendo lo que nunca aceptamos…y esa actitud nos ha llevado a donde nos encontramos ahora. Por eso, directa o indirectamente hemos decidido que las situaciones lleguen al punto en el que se encuentran, que las relaciones que no nos gustan sean como son, que las circunstancias que rechazamos hayan acampado a sus anchas sobre nuestro debilitado corazón.
Pero si han llegado a ser, a estar, a permanecer…con nuestro consentimiento, igualmente pueden cambiar de rumbo con girar el volante de nuestras intenciones hacia el otro lado. Nunca es tarde para comenzar…a nada. Todo es posible si lo queremos de verdad. Todo podemos transformarlo si realmente estamos convencidos en lo más profundo de nuestro corazón de que así debe ser. Y entonces…, en ese momento… comenzará todo un universo distinto en nuestro interior donde seremos verdaderamente fuertes, absolutamente poderosos y decididamente partícipes de nuestros más íntimos y profundos deseos hechos realidad.
Nunca es tarde. Nunca.

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