Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


martes, 31 de mayo de 2011

Formas, maneras y modos

Siempre importa la forma de decir las cosas. A veces mucho más que el contenido de lo que se dice. Los gestos, las palabras empleadas, el tono y la cadencia en el habla...dice mucho más que lo que expresan en sí mismas. Incluso la forma de mirar, de alargar la mano o de estrecharla también hablan por sí sólas. En ocasiones, una mirada intensa y permanente tiene sentido de reto y desconfianza. Pareciera que la otra persona quisiese entrar dentro de nosotros y descubrir lo que tal vez sólo imagina. Una mano fofa o demasiado prieta nos indica lo que la otra persona tiene para nosotros. Pero sobre todo, es la forma de decir lo que queremos comunicar, la que nos ensalza o nos condena. No hiere tanto la información que se transmite como el modo de hacerla llegar al que escucha. Un poco de ternura, algo más de tacto y un bastante de respeto sería la fórmula idónea hasta para decir lo desagradable. Porque la capacidad de ponernos en lugar del otro tiende puentes hacia él, acorta las distancias y favorece el camino.
Muchas veces, estamos acostumbrados a exigir sin dar, a querer cosechar sin haber sembrado, a recoger sin entregar primero y ese egoísmo malsano tiene un alto precio. Frecuentemente, las personas que apuestan por quedarse con lo suyo y con lo de los demás...se quedan, en realidad, sólas. Y lo peor es que no son capaces de ver su culpabilidad. Se instalan en el papel de víctimas y esperan que todo cambie sin hacer nada. La mayoría de las veces no soportan su destino y acaban implorando compañía aunque tengan que pagar por ello, creyendo de nuevo que deben darles amor para lo que solamente han establecido un precio.

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