Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 28 de abril de 2024

DOMINGOS LITERARIOS

 ANTERIORMENTE:

 

         

.- ¿Pero qué dice?. Mario no tiene asistenta. Voy a llamar a la policía…- Comprendí que debía decirle algo que le hiciese desistir de su intención o todo podría complicarse demasiado…

________________

 

 

.-Por favor, Noreta, no lo haga. Le explicaré…-no me dejó terminar la frase a acusa de la sorpresa que le produjo que conociese su nombre.

 

.-¿Qué sabe de mí?¿Por qué conoce mi nombre?¿Quién es usted?.- Me apresuré a decirle que era la hermana de Mario y que debía venir a la casa por algo muy grave. Se quedó en silencio unos instantes, tras los cuales respondió con rotundidad que llegaría en unos instantes.






 

         Cuando colgué el teléfono me agaché en el suelo a la altura de la cara de mi hermano. De pronto, me pareció sentir una leve aspiración en sus labios. Sus ojos se abrieron lentamente. Todo mi cuerpo tembló súbitamente. No podía creer que estuviese vivo. Aquella débil forma de depositar su mirada en mis ojos, alentó en mi  la esperanza de conocer la verdad.

 

No podía hablar, o eso creí durante un largo rato, justo hasta que Noreta abrió la puerta con su llave. Me sorprendió que tuviese acceso a la casa de esa forma. Tampoco sabía qué era lo que representaba en la vida de mi hermano por lo que decidí acallar mis dudas hasta que ellos pudiesen resolverlas.

 

No pude levantar a Mario. Me senté en el suelo y coloqué su cabeza en el arco que formaban mis piernas sobre la tarima. Allí, acariciando su pelo gris y temblorosa por lo que pasaría a partir de entonces, esperé a que ella llegase hasta nosotros.

 

 Una vez cruzado el pequeño pasillo que nos separaba de la puerta de la calle, vi aparecer una mujer más joven que yo, de pequeña estatura y cabellos rojizos. La expresión de su cara estaba plagada de gestos familiares y su forma de caminar se asemejaba a la de mi hermano. Cuando pudo vislumbrar la escena, Noreta gritó su nombre con desesperación. Corrió hasta nosotros y se agachó, llena de lágrimas, para abrazarse a su cuerpo. Después de unos instantes  sobre él, levantó su mirada para lanzarme la peor acusación que reventó en su boca.

 

.-¿Qué le has hecho?. Tú eres la responsable de que esté así. Siempre ha estado suspirando por verte. Siempre tú y tu egoísmo le han amargado la vida.-No sabía por dónde empezar. No acertaba a comenzar una conversación, ni a darle una respuesta. Sin mediar ninguna palabra más, su manos abofetearon mi cara para engancharse entre mis cabellos con una inusitada histeria con la que pretendía darme, lo que para ella era, sin duda merecía…

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario