En el medio de la nada,
Cuando tu alma no puede respirar,
En la angustia que causa el miedo,
Cuando, sin remedio, dejas de controlar.
Con los ojos enrojecidos
Por las lágrimas, que aún dentro,
debiste llorar,
con el corazón encogido
por lo que ha de llegar.
Con la risa silenciada
por tantas palabras vanas,
tragadas sin masticar.
Por eso y por tanto sufrimiento,
Que arrastras en tu espalda
Como un saco sin vaciar.
Hoy debes prometer a tu dignidad,
Gozar del amor presente,
Que revolotea por cualquier lugar.
Y mirar al mar dejándolo entrar,
Para acurrucarte en el calor
de una estrella que para ti brilla
Sin que aún la veas brillar.
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