Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


martes, 12 de febrero de 2019

MALOS ENTENDIDOS

Lo que entendemos cada uno del otro, no es lo mismo, en muchas ocasiones, de ahí que no entendamos lo que nos están queriendo decir e interpretemos sin preguntar lo que a nosotros nos ha parecido.

Creer que sabemos lo que el otro nos ha querido decir es un gran error. Nos lleva a sufrimientos innecesarios, a malestares indescriptibles, a fomentar el crecimiento de los monstruos de nuestra cabeza.


Fijémonos en este breve relato y en sus consecuencias.

“Una vez un monje mendicante llegó a un monasterio en busca de alojamiento. Según la tradición lo normal era entablar con el recién llegado un debate sobre distintos aspectos de la enseñanza budista en el que se ponía a prueba tanto al huésped como a los monjes del cenobio. Pero, aquel día, todos estaban muy cansados así que el abad decidió que el debate corriera a cargo de un monje que, además de tuerto, tenía pocas luces.

El abad decidió aconsejarlo:
-Como no tienes mucho conocimiento ni facilidad de palabra, procura que el debate se haga en silencio, y además intenta que sea lo más corto posible.
A la mañana siguiente, el abad se encontró con el visitante, que ya partía.

-¿Qué tal fue el debate? -preguntó.
-Puedes sentirte satisfecho de tus monjes, él dijo ser el más torpe de todos, pero confieso que me derrotó claramente por su elevada comprensión del budismo.
-Cuéntame cómo fue el diálogo -rogó el abad.
-Para empezar, yo levanté un dedo, queriendo expresar al Buda. Él contestó levantando dos dedos, haciéndome ver que una cosa era el Buda y otra sus enseñanzas. Yo entonces levanté tres dedos, indicando al Buda, su enseñanza y sus monjes. Pero a continuación él lanzó un puño contra mi cara haciéndome entender que todo parte de una comprensión única y definitiva. No supe qué contestar, así que, derrotado, me marcho de tu monasterio.

Instantes después apareció el monje tuerto, y el abad le pidió el relato de lo ocurrido en el debate.
-Ese hombre era un maleducado, empezó levantando un dedo recordándome que yo tenía solo un ojo; yo fui benevolente y levanté los dos dedos en señal de que él afortunadamente tenía los dos ojos, pero insistió en el insulto al levantar los tres dedos mostrando que entré él y yo teníamos tres ojos, así que le di un puñetazo. Entonces se levantó y se dio la vuelta sin decir nada. “

Sin duda, hay que emplear la palabra para entendernos porque a veces las imágenes no quieren decir lo mismo para todos.



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