Todas
las relaciones necesitan un código secreto. En realidad se establece y se crea
constituyendo el pegamento de los afectos.
La
pareja necesita una complicidad compartida. Si esta no emerge en el contacto
diario, mal vamos.
Cuando
se comienza una relación, el yo y el tú deben crear un “nosotros”, o en muy
poco tiempo cada uno irá por su lado.
El
código secreto que se habilita entre dos personas, que comienzan a relacionarse,
suele nacer en el terreno lingüístico. Palabras, expresiones, vocablos…cuyo
significado cambia radicalmente cuando sale de sus bocas. Los significantes no
se relacionan con la realidad, sino con la vivencia particular que los amantes
crean para crecer en ella.
Sucede
también con los niños cuando comienzan a darse cuenta de su inclusión en la
familia o en los grupos de iguales. Tienen un lenguaje propio que solamente
entienden los suyos.
Sea
comprensible o no, siempre tendrá significado para los que lo producen y lo
reciben. Y sin duda, esto une y mucho.
Saber
que “lo que te digo solamente tú lo entiendes” nos instala en un terreno solo
nuestro, lleno de exclusividad y plagado de complicidad. Algo que
necesariamente surge un efecto increíblemente mágico que va a diferenciarnos
del resto.
También
es verdad que cuando la unión se rompe, por los motivos que sea, uno evita
repetir esas palabras o frases por la carga emotiva que tienen para nosotros.
Se
crean códigos secretos también con la piel. Cada caricia es diferente y
delimita un mapa con rutas especiales cuyas sensaciones son únicas en cada momento.
Repasa
tu relación. Mira a ver si hay palabras, formas de llamaros, expresiones o
rituales lingüísticos que delimiten solo vuestro sendero. Si no los encuentras
comienza a crearlos porque es una pista para saber si habéis logrado un
territorio propio.
El
lenguaje es una herramienta tan poderosa que tiene el doble poder de divinizar
o demonizar a quien lo usa, lo goza o lo sufre.
Me
gustan los códigos secretos. Me hacen sentir “parte de”; crean la magia de saber
que junto a alguien se ha abierto un mundo nuevo con infinitas oportunidades de
demostrarnos a nosotros mismos hasta dónde somos capaces de ser y sentir.
Nunca
es tarde para crear el tuyo.
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