Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 7 de mayo de 2017

DOMINGOS LITERARIOS : VIAJE A ÍTACA



 


DOMINGO ANTERIOR

.-¡Bastardo! Lo pagarás muy caro. Tu teléfono está localizado. La policía está justamente a tu lado.-

Esto descolocó al malvado asesino que instintivamente comenzó a mirar a su alrededor quitando el pie de la cara de la mujer china. Aprovechando el descuido, Shwa se agarró a uno de sus pies y le desequilibró tirándole al suelo. La pistola quedó lejos, cerca de los pies de un niño de una edad parecida al suyo.

Inmediatamente, el pequeño intentó cogerla.

.-¡No!, no lo hagas. – Mientras tanto, era ella la que ahora posaba su tacón en la parte baja del vientre de Steven.

El niño los miraba sorprendido. Volvía los ojos a la pistola que estaba al lado de sus pies mientras una voz, a lo lejos le llamaba.
.-¡ Robert!, ¿dónde estás?. Robert!...

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El pequeño cogió lo que parecía un juguete del suelo. Swa palideció de inmediato.

.-¿Esto es tuyo?.- mientras decía esto sostenía la pistola por el cañón de salida.  Con la otra mano, comenzó a manipular el hueco que sostenía entre los dedos. El nerviosismo de la mujer china hizo que cediese la presión que estaba haciendo con su tacón sobre los genitales de aquel envilecido personaje. Steven aprovechó la ocasión para encaramarse a su pierna y tirarla al suelo, a su lado.


La gente se había arremolinado  en torno a esta escena dantesca. Nadie se atrevía a intervenir.

Owen, desesperado en las dependencias policiales, intentaba recomponer la historia en la que se veía envuelto desde su infancia. No había otro camino. Era necesario que lo supieran en su totalidad. Aquella venganza que siempre había soñado en solitario carecía de sentido ante la presencia de Swa. 


Ella se había visto envuelta en un tremendo enredo sin pretenderlo y ahora estaba pagando una factura que no le correspondía.


Alertó de las coordenadas del móvil de Steven y relató, aceleradamente, de qué forma habían llegado a aquel punto.
Su amigo, el inspector, estaba presente.


.-Mi querido Owen, llevo años intentando que dieses este paso. Ahora podremos detener a los que  hicieron tanto daño. Tendrás que ayudarnos a meter en la cárcel a ese traidor que te ha engañado tantas veces.


.- Es el momento. – respondió Owen. –Ella no tiene que esperar mi venganza y poner en peligro su vida.


.- Tenemos todo el tiempo por delante, amigo. No te preocupes, la rescatarán de inmediato.- le cogió por el hombro y acercó el suyo al del doctor.


-       Vamos tomaremos un café y comenzaremos una larga charla. – Owen sometido y sumiso se acercó a su antiguo compañero de escuela y dejó su mente viajar en el cuarto oscuro de su memoria.


La madre del niño le llamó con la mayor calma de la que fue capaz.


.-¡Robert dame ese juguete!.- El pequeño la miraba sonriente y burlón. Parecía gustarle el hecho de haberse convertido en el centro de una película de acción. Estaba orgulloso de haber cogido aquel artefacto que se parecía a los juguetes de su casa. 


Swa permanecía en el suelo inconsciente. Su cabeza había rebotado sobre él varias veces. Steven intentó incorporarse con la intención de escapar. No podía imaginarse que fuese tan difícil lo que pretendía.


La madre de aquel niño delgado y tembloroso se acercó lentamente hasta él.


.-¡No vengas mami!. Mataré al malo.-Entre tanto las sirenas de la policía se acercaban intercambiado los sonidos de peligro que resonaban con impaciencia.

De pronto, se oyó un disparo seco y sordo al que siguieron unos estrepitosos chillidos desgarradores (…)











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