Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


lunes, 15 de mayo de 2017

VIAJE A ÍTACA ( EL FINAL)



DOMINGO ANTERIOR

.-¡Robert dame ese juguete!.- El pequeño la miraba sonriente y burlón. Parecía gustarle el hecho de haberse convertido en el centro de una película de acción. Estaba orgulloso de haber cogido aquel artefacto que se parecía a los juguetes de su casa. 

Swa permanecía en el suelo inconsciente. Su cabeza había rebotado sobre él varias veces. Steven intentó incorporarse con la intención de escapar. No podía imaginarse que fuese tan difícil lo que pretendía.

La madre de aquel niño delgado y tembloroso se acercó lentamente hasta él.

.-¡No vengas mami!. Mataré al malo.-Entre tanto las sirenas de la policía se acercaban intercambiado los sonidos de peligro que resonaban con impaciencia.

De pronto, se oyó un disparo seco y sordo al que siguieron unos estrepitosos chillidos desgarradores (…)



La policía llegaba en varios coches. Uno de ellos se detuvo junto a esta escena dantesca. Owen salía desgarrado de por la puerta trasera. Aquel disparo que el niño había protagonizado se había colado directamente en la cabeza de Swa muriendo al instante.


.-¡Noooooooooooo!.- gritaba el doctor mientras trataban de detenerlo para clamar su dolor. Aquel desgarro que sintió de inmediato le hacía sentir que su vida no tenía sentido. Ella yacía sin vida en la acera de una calle anónima muerta por una causa que nunca le había pertenecido.


No podría seguir viviendo. No quería existir sin la dulce mirada de la mujer china, sin las caricias que calmaban su ira en intervalos demasiado cercanos. No quería amaneceres sin luz, ni noches sin brillo. No podría soportar los gritos del silencio en su ausencia, ni ese portazo que da la muerte tras de sí cuando se hace presente.


Forcejeó con varios policías que, ante su desesperación, le dejaron llegar hasta ella. No veía. Las lágrimas nublaron su visión absolutamente. Cayó postrado ante aquel cuerpo sin vida que se había llevado la suya.


Se abrazó a aquella frágil mujer como si se fundiese con ella. Como si muriese a la vez. Nadie pudo soltarlo.


Mientras tanto, la policía ponía las esposas a Steven. La gente se arremolinó en torno a ellos. Los agentes les  separaron haciendo un espacio de seguridad en el cual pudiesen actuar con tranquilidad; una serenidad que Owen había perdido para siempre.


Ni una sola palabra había salido de los labios sellados de Swa. Ninguna despedida fue posible. Se había marchado sin decir nada, de pronto, con misma la levedad con la que llegó a su vida.
Con los ojos fuera de sí, miró a Steven cuando le izaban para enderezarlo hasta el coche.


.-Pagarás por esto, más allá de donde piensas.- Éste abrumado por lo lejos que había llegado la situación gritó antes de meterse en el coche policial.


.-¡Owen, perdóname!. Coge el billete de avión que tengo en mi bolsillo. Vete en busca de Liu.- La policía intentó meter la cabeza de aquel detestable hombre bajo la cornisa de la portezuela trasera del coche pero al resistencia de Steven hizo que fuese primero registrado. Efectivamente, allí estaban dos billetes destino Corea y una dirección.


Un agente llamó a Owen, quien tuvo que ser arrancado del cuerpo yacente de su amada.


.-No puede hacer usted otra cosa mejor que rescatar al pequeño. Dos agentes secretos irán con usted.


Owen, con la mirada perdida, alargó la mano para recoger aquellos papeles.


Tal vez, la única forma de tener a Swa consigo toda la vida radicaba en quedarse con aquel niño a través del cual podría salvar su propia infancia.


Desde la ventanilla del avión miró al cielo que tan cercano veía. Imaginó todo el amor que tendría aquel pequeño a partir de ahora y el nuevo destino que daría a su vida en otra parte, en un nuevo lugar.


Cerró los ojos y visualizó toda la ternura que tenía para regalar a Liu. Respiró profundamente y se quedó dormido.


Nada podía cambiar ya el nuevo rumbo de su vida.



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