(Parte anterior)
.-Amigo mío, cómo podré convencerte que no podeos hacer nada
frente a ellos. Cada vez son más los implicados y nunca podremos confiar en
quién está cerca de nosotros.
.- No puedo rendirme de esta forma. Es como si tirase la toalla
después de toda una vida de sufrimiento en la que me he mantenido vivo con la
esperanza de vengarme.
.-Ese odio que se acumula y crece en tu interior es solamente un
veneno que bebes tú, mi querido Owen. No podremos con ellos. Necesitamos ayuda.
.-No confío en nadie. No, no. Estás equivocado. Es un delito de
hace mucho tiempo.
.-¿De hace mucho tiempo?, ¿estás seguro?¿Cómo podemos saber si no
lo han seguido haciendo?, ¿por qué si no están tan necesitados de esa
información que está en tu poder?
Owen, sensiblemente emocionado, abrazó a su amigo en señal de
agradecimiento. Ambos se fundieron en un entrañable y ceñido abrazo que hizo
que el pequeño escorpión saltase de la espalda de Owen al brazo de Steven…
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Relato del Domingo ( 24/07/ 2016)
.-No se qué hacer en realidad, mi querido amigo.
.-No le des más vueltas. Subamos al coche y terminemos con este
sucio juego que te está volviendo loco.-Steven sin percibir la presencia del
escorpión, se dispuso a entrar en el coche para salir a toda velocidad.
Swa se había sentado atrás. Aún tenía el móvil de Owen. Le tomó en
su mano con intención de entregárselo a su dueño. Mientras tanto, el doctor se
acomodaba en la parte delantera del coche, junto a su amigo, para tranquilizarse
e iniciar los trámites policiales que le devolviesen la calma.
Steven trató de serenarle iniciando una conversación distendida
acerca de los años sin verse que les había separado hasta ese momento.
Swa notó una ligera vibración en la mano. La pantalla del móvil se
encendió súbitamente y advirtió la llegada de un archivo de imagen. Un grito
ahogado selló sus labios. Nadie notó nada. Owen y Steven continuaban su animada
charla.
Swa había tapado la imagen con la otra mano fuertemente. No quería
volver a mirarla. Sin embargo, unas lágrimas amargas y sordas rodaron por sus
mejillas ahogándola en silencio. Allí estaba Liu atado de pies y manos y con la
boca amordazada. El pequeño enroscado sobre sí mismo yacía en el suelo con los
ojos entreabiertos y rodeado de desperdicios.
¡No podía ser cierto!, habían secuestrado a su hijo. Ahora estaba segura
de que no podía desprenderse de aquel teléfono que sus amantes pretendían
entregar a la policía.
Inmediatamente, volvió a
mirar la imagen antes de sacar la tarjeta del aparato. En ese mismo momento
llegó un nuevo mensaje con las coordenadas de la hora y el lugar en el que
debía dejar aquel móvil. Se apresuró a memorizarlo y a la mayor rapidez extrajo
la sim del mismo.
Owen volvió la cabeza hacia ella.
.-¿Es así como digo?, seguro que tú lo recuerdas mejor que yo.- Swa
con la cabeza agachada respondió, sin apenas abrir la boca, asintiendo. El
psiquiatra se dio cuenta que no le estaba escuchando.- ¿Estás bien?.-La mujer
china aclaró su voz como pudo. Tosió un par de veces y comenzó a buscar en el
suelo del automóvil.
.-Se me ha caído un pendiente. No logro encontrarlo.
.-No te preocupes. Pararemos en un momento.
Íbamos hablando de cómo lograste recatar mi móvil. Qué alivio saber
que lo tienes tú.- Swa palideció al instante.
.- Oh sí, sí. Está en mi bolso. Lo he cuidado hasta este momento
con el mayor cuidado.
.-Devuélvemelo, por favor.- La bella mujer oriental lo buscó largo rato.
Owen nervioso y contenido comenzó a apretar sus manos cerradas sobre sus puños.
.-¿Dónde está Swa?, por favor, ¿Dónde está?.- Alterada y frenética
cogió el aparato y alargó su mano hacia delante sin mirarle.
.-Ahhh! Por fin. Estamos salvados. Aquí está toda la información
que necesitamos para proceder a abrir la caja de seguridad donde están las
pruebas. La policía nos ayudará a desmantelar a esa panda de desgraciados. -Swa
temblorosa y esquiva se colocó las gafas de sol sin decir nada.
Owen, convencido de la estrategia a seguir, miró a Steven con una
sonrisa de agradecimiento.
.-Te debo mucho amigo. Te enseñaré lo que guarda este teléfono.-
Apretó el botón de encendido y el dispositivo se iluminó. Pasados breves
instantes, un mensaje apareció en la pantalla advirtiendo de que no existía
tarjeta sim en su interior.
Owen dislocado y aturdido gritó desesperadamente…
.-¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO….!
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