Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 29 de mayo de 2016

VIAJE A ÍTACA (Relato del Domingo)



Domingo anterior

.-¡Quíteme estas ridículas esposas!, ¡Yo no soy el criminal!.-El inspector asintió con la cabeza. Comprendió que estaban cometiendo un terrible error con aquel hombre.

Llegaron a la altura de los cuerpos y pararon el vehículo. Owen se tiró del coche y sin dilación se arrodilló en el suelo para abrazar el cuerpo inerte de su amada.

.-Swa!! Amor mío! Mírame!...Swa!!!!!....
____________________________________________________

Relato del Domingo ( 29/05/2016)

…”Aquella mujer oriental apenas tenía aliento para responder a Owen. Abrió sus rasgados ojos y le miró con una ternura inmensa. En aquella mirada le estaba regalando el resto de su vida. Así, silenciosamente, con el lenguaje sordo del corazón; imbuida de un amor capaz de traspasar cualquier obstáculo.

Owen la abrazó dulcemente mientras vertía en su pelo las lágrimas imparables que manaban de sus pupilas.

.-¡Mi pequeña niña!, ¿qué te han hecho?. Amor mío estoy aquí. Estaré siempre.- Los agentes comenzaron a movilizar el dispositivo para auxiliar a Swa y rastrear la zona. Comprobaron que el cuerpo del otro hombre yacía sin vida a poca distancia. Un policía sin escrúpulos se acercó a la pareja postrada en el suelo.

.-¡Déjeme!, ¡retírese!. Tengo que hacerle unas preguntas a esta mujer antes de que sea demasiado tarde.-Owen indignado con aquella irrespetuosa propuesta se levantó invadido por una fuerza inusual y asestó un puñetazo lleno de ímpetu en la cara del agente. El resto, deambulaban en busca de pruebas en las cercanías del lugar.

.-Le costará caro.- Dijo lleno de ira el policía.

.-Nada tan caro como ver su falta de compasión por esta mujer inconsciente.- Swa balbuceaba unas palabras desde el suelo, casi imperceptibles. El psiquiatra acudió junto a ella para recibirlas ansioso.

.-Nunca me olvides…

.-¡Swa, Swaaaa…!.-Mientras gritaba el diminuto cuerpo de la mujer china se desvaneció en sus brazos. Owen enloquecido la abrazó fuertemente contra sí como si quisiese fundirse con ella para siempre.

Gritaba su nombre una y otra vez mientras lloraba desconsoladamente…

Hacía frío. Owen sudoroso se movía agitadamente en la cama mientras repetía el nombre de aquella mujer.

De pronto se levantó angustiado. No podía ser. ¡Era todo tan real!...aquella mujer, los atormentados pasajes de su vida, Marco, Steve…y ahora todo se resumía a un sueño denso de sabor amargo.

Se dirigió al baño. Tenía que darse una larga ducha. Las imágenes se agolpaban en su mente, una tras otra, de forma lineal y ordenada. No se iban bajo el agua, ni el sumidero arrastraba los recuerdos, como pensó en un primer momento.

Salió de la ducha y tomó su albornoz. Le estallaba la cabeza. Salió al salón para dejarse caer sobre uno de los sillones que había bajo la lámpara de lectura. 

Se tapó la cara con sus manos. Todo su empeño estaba en eliminar aquel terrible sueño que parecía tan real.

Después de un largo rato en silencio fue en busca del primer cigarrillo de la mañana. El paquete de tabaco estaba encima de un papel doblado que no recordaba haber puesto allí.

Mientras sacaba un cigarro de su interior, tomó en su mano aquella hoja de papel un tanto arrugada y sucia.

¡No podía ser!...aquellas letras estaban escritas en sanscrito. Era la nota que había metido en su bolso en la última escena de su sueño…

No hay comentarios:

Publicar un comentario