Llegaste
en un día salpicado de sol y lo hiciste en un instante breve, como todo lo que
sucede desde la magia. Entraste en la vida
como un terremoto que sabe por dónde avanza y lograste inaugurarla de la
forma más entrañable y sincera que pueda existir.
Porque eres dulce en el amargo de tus arrebatos.
Porque fuiste un regalo en el tiempo donde la desolación había entrado en mi
vida. Porque la empezaba a perder a ella y llegabas tú para seguir
representándola.
Por
esa sonrisa perpetua que nos regalas aunque asomen las lágrimas a tus pupilas.
Porque tu corazón generoso tiene cabida para todos. Porque te defiendes de la
deslealtad y la injusticia y por ese sentido práctico que nos ayuda tanto a los
demás.
Porque
vives desde lo profundo de ti misma con la transparencia de un corazón latiendo
en estado puro. Porque cuando lloras es solo si el amor, en cualquiera de sus
formas, ha traicionado tu verdad.
Porque
te quiero por encima de todas tus desganas y tus silencios. Porque eres mi vida
a través de tu alegría y porque tu felicidad, tus logros y tus dichas son el
mejor regalo para mi apatía.
Porque
cuando lloro está siempre tu sonrisa y esos mimos que me pides sintiéndote, por
un instante, niña.
Por
tu sana forma de querer a tus amigos, por el cariño profundo con el que cobijas
a tu hermano, por el dolor que llevo a cuestas y tú alivias al instante, por tu
mundo de locuras controladas y tu desorden ordenado.
Porque
eres única y tan tú que me dejas sin palabras cuando tu silencio me arropa con
una mirada.
Por
eso y porque alegras los días de muchos es por lo que ha sido un privilegio ser
tu madre.
Que
este día sea el mejor recuerdo de lo mejor que me sucedió en él.
¡!
Felicidades desde la fuerza que irradias y que llega hasta mi para suavizar la
soledad de estar sin vosotros!
Que
te acompañe siempre mi amor inmenso allá donde vayas y que lo mejor de mi sea
siempre tu referente para mejorarlo como solo tú sabes hacerlo.
¡Te
quiero!
No hay comentarios:
Publicar un comentario