Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


miércoles, 14 de octubre de 2015

NADAR CONTRACORRIENTE



En ocasiones nos empeñamos en nadar contra corriente y el agua nos lleva por delante. Creemos que nadamos bien, que podremos con cualquier corriente, que los remolinos no son para nosotros y que en último término aparecerá un salvavidas particular que nos preservará siempre.

La realidad es otra. Cuando se nada contra corriente el cansancio aparece, el agua te llega al cuello y de vez en cuando llega una ola que te tapa por entero.

Nos damos cuenta de que nos estamos ahogando cuando nos falta el aire. Cuando a pesar de mantener la voluntad por seguir, las fuerzas flaquean ante nuevas embestidas y uno se plantea que al fin y al cabo para qué nada. Tal vez no nos tengamos que salvar de nada. Posiblemente lo único que nos pide la vida es quedarnos quietos y esperar.

Nadar contra la adversidad es perder siempre. Porque nadie puede intervenir para desviar el agua revuelta, nadie hacer que esa agua sea menos densa, ni siquiera nadie puede salvarse a cualquier precio.

Por eso he decidido dejar de nada contra corriente y seguir la mía propia. La que impulsa la vida serenamente y la que va propiciando el destino sin desatinos.

He hecho muchos esfuerzos por llegar a la otra orilla. Muchos por salvar y salvarme con ello y  me condeno a cada paso.

No es tiempo de ir en contra de lo que es. Lo que tenga que suceder sucederá igualmente. La vida se encargará de colocarnos en nuestro lugar, de una forma u otra.

Tanto esfuerzo, tantas lágrimas, tanta angustia, tanto celo… para ahogar, en el río revuelto, unas expectativas que nunca debieron existir.

Nadie nos decepciona. Somos nosotros mismos los que hemos esperado demasiado de otras gentes. Ellas son como son. Nosotros también. No hay pecado en ello, ni falta siquiera. La ilusión estúpida es creer que podemos arrimar el ascua a nuestra sardina cuando eso nunca sucede.

Nadie gana ni pierde. Solamente aprendemos y eso siempre significa crecimiento.

A este paso voy a crecer tanto que podré tocar la luna con la punta de mis dedos.

De todos los modos, ojalá sea así.

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