He
encontrado una excelente reflexión esta noche. La comparto con vosotros.
Quiero
que os fijéis en la frase de otro color que está subrayada.
Me
parece que efectivamente el cuerpo “suelta” el dolor, Lo vivimos, lo sentimos,
lo aireamos. La mente, por el contrario, se aferra a él. Está “pegada” al
dolor. Y llega a identificarse con él. Incluso de tal forma que acostumbrada a
sufrir no se cree ella misma si no está.
Cuando
se perpetúa el sufrimiento en la mente, la vida termina y empieza una muerte
lenta que nunca acaba.
Olvidamos que la puerta, se cierre por donde se cierre, se abrirá siempre y de cualquier forma
porque la llave la tenemos nosotros.
Aquí
os lo dejo.
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Los
pensamientos y juicios son la fuente de nuestro dolor emocional.
La mente tiene una vida de creencias y expectativas acondicionadas a través de la cual se filtran todas las percepciones.
Mientras que el cuerpo de forma espontánea
suelta el dolor en el momento en que la causa subyacente se cura, la mente
tiene el instinto misterioso de aferrarse.
A
través de la mente, creamos una prisión de sufrimiento y luego olvidamos que
somos el arquitecto y que nosotros sostenemos la llave que nos hará libres.
Incluso después de años de trabajo de sanación emocional, todos a veces cometemos el error de creer que algo "allá afuera" nos hace estar enojados, deprimidos, ansiosos o miedosos.
Incluso después de años de trabajo de sanación emocional, todos a veces cometemos el error de creer que algo "allá afuera" nos hace estar enojados, deprimidos, ansiosos o miedosos.
En
realidad, los acontecimientos externos son sólo disparadores. La causa de todas
las emociones está dentro. Al descubrir las falsas percepciones que nos hacen
aferrarnos al dolor, podemos abrirnos a una profunda experiencia de Paz.
Terapeutas
del Centro Chopra
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