Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


domingo, 7 de junio de 2015

VIAJE A ÍTACA (Relato del domingo)



(Domingo anterior)

Guardé silencio. Acababa de entender que se trataba de un gravísimo problema de tráfico de órganos del cual Owen tenía las pruebas.

Sin duda, estaba en peligro.

Alguien cortó la llamada. El propio Owen había apretado la tecla de finalización. Ahora me miraba con un gesto adusto donde se traslucía su evidente enfado.

.- Marco, ¿qué haces con mi móvil?...ahora tú también estás complicado en este asunto. No ha sido inteligente por tu parte hacerlo. Ahora no hay remedio.

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(  07-06_2015)
.-Lo siento mi querido amigo. Solo pretendía ayudar.- dijo Marco con una voz lastimera y solícita.- Creo que te está atormentando este turbio asunto que no sale de tu vida. Supongo que tienes una declaración de cada niño que pasó por aquel infierno, ¿no es así?.- Owen comenzó a caminar por la habitación con la mirada perdida y las manos en la espalda.

.- Marco, esa libreta ha causado muchas muertes ya. No la tengo conmigo. No sería tan estúpido. Pero hay un problema. Después de terminar mis estudios, durante el verano de prácticas, sufrí un accidente en Viena. Me atropelló un coche y perdí la memoria durante un tiempo.

.-¿Te atropelló un coche?¿Quieres decir que fue un accidente fortuito?. ¡Por favor!, seguramente quisieron quitarte del medio. Dales esa maldita agenda y libérate de ellos.

.-Sin duda, lo sé. Pero la libreta ya no estaba conmigo. Algo sucedió en mi cabeza. No logro recordar dónde la escondí.
.-¿Qué no sabes dónde está?¿Quieres decirme que no puedes recordarlo?. ¿Se la diste a alguien?. Owen tienes que recordar qué sucedió o acabarán con tu vida.

Marco no pudo seguir hablando. El timbre de la puerta no dejaba de sonar mientras unos golpecitos acompañaban el sonido repetido del mismo. Al otro lado, la voz chillona de una mujer repetía el nombre del psiquiatra una y otra vez.

.- Owen!!, abre!!, …Owen, ¿estás ahí?.- Marco reconoció la inconfundible voz de Nicoleta desesperada por ser la primera en ver la consulta.

Nicoleta era la mejor amiga de Owen. Habían estudiado juntos e incluso, vivido en pisos sucesivos de las ciudades a las que les había trasladado. Era una especie de amistad siempre presente al que ambos estaban muy acostumbrados.

Owen le indicó a Marco que no quería ver a nadie.

Los golpecitos en la puerta comenzaron a ser más intensos.
.-Sé que estás ahí. ¡Vamos Owen abre!...traigo la cena en unas bolsas semejantes a las que solíamos coger en New York.- Marco le indicó a Owen que se resguardase en el despacho y se encaminó a abrir la puerta.
.- ¡Nicoleta!... Debiste llamar antes de venir. Owen no está aquí.- Ella metió su pequeña cabeza por el diminuto hueco que había abierto el genovés pero rápidamente éste cubrió el espacio de visión que podía quedar tras de sí.

.- Te he dicho que no está.

.- No importa Marco. Aprovecharemos nosotros la cena.- Sin decir nada, Marco la miró indolente.

- En otra ocasión, tal vez.- Y procedió a cerrar la puerta. 

El pequeño pie de la mujer se apoyó entonces contra ella para impedir que se cerrase por completo.

.-Marco querido…sé perfectamente que está dentro y tal vez tenga alguna noticia que pueda interesarle. 

Marco indiferente empujó con fuerza para terminar de cerrarla.

.- ¡No tan rápido Marco! Quizás quiera saber algo acerca de éste número.- y diciendo esto le enseñó un largo número escrito en la palma de su mano.

Owen gritó desde dentro.

.-Déjala pasar.- Nicoleta esbozó una sonrisa triunfal ante los asombrada expresión de Marco. Deslizó la puerta con su mano sobre el piso e hizo hueco para que poder entrar. (…)

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