Comencé
a recordar aquel oscuro sótano y la forma en la que aquel matrimonio siniestro
me había tratado. ¿Serían ellos los responsables del accidente?¿Era en realidad
un accidente lo que me tenía postrado en esa habitación? ¿Qué me había
sucedido?. (…)
_______________________________________________
31_05-2015
De
pronto se abrió la puerta de la habitación. Sentí pasos. Ellos estaban allí.
.-Mi
querido niño.-dijo la voz de la bibliotecaria.- menos mal que has abierto los
ojos. Creímos que te perderíamos para siempre.- diciendo esto tomó mi mano
traspasándome el frío de la suya. Miró a su marido y le indicó, con una mueca, que tomase la palabra.
Él
aclaró su garganta.
.-Ejemmmm…bueno,
ahora te llevaremos para casa.
.-¿Qué
me ha pasado?.-dije.
.-
Te desvaneciste en la escalera del sótano y caíste por ella dañándote un riñón.
Lo has perdido.- El sr. Brian parecía poco convencido de lo que decía. Miró a
su mujer y ella bajó los ojos. Era evidente que mentían.
Temblaba
de miedo bajo aquellas escasas sábanas. Indefenso, lleno de dolor y sin ninguna
defensa comencé a llorar en silencio.
.-¡Owen!...estás
llorando…gritó Marco. ¡Sal de tu pasado!. Amigo, terminó!, no está más!.- Se
acercó y abrazó fuertemente al prestigioso psiquiatra.- Vamos tienes que
olvidarlo o mejor, déjalo ahí para no volver a pasar por él.
Owen
se dejó arrastrar por el abrazo de Marco y continuó llorando en silencio un
buen rato.
.-Seguiré
contándote aquella pesadilla Marco, Ahora no puedo seguir. No me encuentro bien. Necesito descansar un
rato.
Se
tumbó en el sofá reservado a los pacientes. Cerró los ojos e invitó a su amigo
a que acudiese a su lado.
Marco
se sentó en el suelo y apoyó la cabeza sobre la piel del sillón a la altura de
los codos del Owen. Tomó un libro y comenzó a leer en voz baja para facilitar
el sueño de aquel profesional que comenzaba a curarse a sí mismo desde aquel
momento.
Al
cabo de unos instantes, Owen cayó en un profundo sueño. Su teléfono móvil había
quedado sobre una mesita auxiliar cercana al diván.
Marco
continuó leyendo aquel libro de cuentos orientales que le habían permitido al
profesor entrar en un sopor gratificante.
A
los pocos minutos el sonido ronco de la vibración del móvil de Owen se agitaba
en solitario en aquella mesa.
Marco
dejó el libro y tomó el teléfono en su mano. De nuevo aquel número oculto
asomaba en la pantalla, anónimo y desconocido. Apretó la tecla de respuesta.
.-Sí?
Dígame?
.-No
te librarás de nosotros. ¡Nunca!.
.-
¡Qué queréis de mi!.- Marco usurpando la personalidad de Owen pretendía
terminar con el tenebroso pasado de su amigo.
.-
Sabes bien lo que queremos. Danos la libreta y todo habrá acabado.
.-
Está bien. Qué gano a cambio.
.-
La libertad. No te molestaremos más.
.-No
está ahí lo que buscáis.- En realidad no sabía de lo que hablaba pero pretendía
iniciar una conversación en la que ellos pudiesen desvelarme el motivo de tanto
sufrimiento.
.-Owen,
Owen…nuestra vieja deuda pendiente se esconde en esa libreta que tanto nos
niegas. Sabes perfectamente que nos referimos a tus compañeros y a las operaciones
a las que se le sometió. Eso sí…respetando vuestra salud; o es que acaso la
falta de un riñón te ha ocasionado problemas…? Por favor Owen, no te atreverás
a denunciarnos.
Guardé
silencio. Acababa de entender que se trataba de un gravísimo problema de
tráfico de órganos del cual Owen tenía las pruebas.
Sin
duda, estaba en peligro.
Alguien
cortó la llamada. El propio Owen había apretado la tecla de finalización. Ahora
me miraba con un gesto adusto donde se traslucía su evidente enfado.
.-
Marco, ¿qué haces con mi móvil?...ahora tú también estás complicado en este
asunto. No ha sido inteligente por tu parte hacerlo.
Ahora no hay remedio (…)
No hay comentarios:
Publicar un comentario