Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


miércoles, 18 de marzo de 2015

LA NECESIDAD Y EL SUFRIMIENTO



Las necesidades surgen siempre de carencias, de vacíos y de desajustes que uno lleva consigo desde tiempo atrás. 

Alguien, o algo, llenan esos huecos y sin darnos cuenta nos pegamos a ellos irremediablemente. Es tan dulce el sentimiento de apego que querríamos estar así una vida entera, sin darnos cuenta del daño que nos hacemos a nosotros mismos en ese proceso.

La independencia afectiva tiene el precio de tener la vida llena en otros campos, de enfocarnos en aquello que nos cautiva la pasión, de dejarnos llevar por lo que nos engrandece, por todo lo que nos aporta y suma.

Es delicioso, para las personas dependientes, contar con el abrigo de otro siempre presente. En ocasiones, se limitan tanto los campos que incluso el sostén se necesita para cualquier cosa. Sin embrago, no entendemos entonces que todo está bien, que debemos estar tranquilos, que tenemos todo lo que necesitamos sin más.

La necesidad parte siempre del deseo de que algo nos posea. De estar, en todo momento, abierto al abrazo de la araña, de querer imperiosamente que el otro esté en ti.

Ayer mantuve una conversación con dos amigas acerca de la independencia. En mi caso, defensora a ultranza del arrope de otro sobre mí; no entendía como la persona que me contestaba solamente aludía a su espacio personal. A una parcela íntima a la que no dejaba entrar a nadie y en la que  reservaba para sí el mejor tiempo de sosiego.

Hablaba incluso de los hijos. De su propio gusto, que no el de ellos, de sentirse libre. Aludía al cambio que ella creía haber descubierto en nuestra generación de no tener como destino final el cuidado de ellos, en sus casas. No porque sus obligaciones se lo impidiesen, sino por su propia e inalienable libertad.

Atendí estupefacta a esta charla porque nunca había pensado en ello desde ese punto.

Los afectos me echan un pulso siempre. Hasta ahora nunca he sido ganadora pero habrá que considerar los beneficios de esta conversación.

2 comentarios:

  1. Los afectos no deben competir con la independencia ni con la libertad; cuando hablamos de codependencia esto es lo más común. La soledad es una gran maestra que cobra alto el precio de sus magistrales clases y enseña el desapego sin temer abandonos.siempre podemos volver aunque ahora veamos la realidad en libertad (sin absolutismos claro). Un abrazo de Julia

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  2. Gracias Xara! necesitaba esta aclaración. Un sentido beso***

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