Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


viernes, 2 de enero de 2015

LA PRUEBA DEL CIELO



He acabado de leer un libro muy singular: “La prueba del cielo” (Eben Alexander). Una historia real narrada desde la sensación viva de haber accedido al otro lado del velo; de haber estado en espacios y tiempos sin dimensiones y donde seguramente, este neurocirujano agnóstico, nunca pensó estar.
Su última parte contiene este escrito que me ha conmovido.
Comparto con vosotros esta emoción aún presente.
________________________________________________________

“…Cuando mañana comience sin mí y yo no esté aquí para verlo, si el Sol se alzase y encontrase tus ojos rebosantes de lágrimas por mí; ojalá no llores como has llorado hoy, al pensar en las muchas cosas que no llegamos a decirnos.

Sé lo mucho que me quieres, tanto como te quiero yo a ti, y sé que cada vez que pienses en mí también tú me echarás de menos; pero cuando mañana comience sin mí, intenta entender, por favor, que vino un ángel y me llamó por mi nombre, y me tomó de la mano y dijo que me esperaba mi sitio en el cielo, en lo alto y que tenía que dejar atrás a todos los que tanto amo. Pero al volverme para marchar se me escapó una lágrima porque siempre había pensado que no quería morir. Tenía tanto por lo que vivir, tantas cosas aún por hacer, que parecía casi algo imposible que estuviera abandonándote.

 Me acordé de todos los días de ayer, los buenos y los malos, de los pensamientos y el amor que compartimos, de lo mucho que nos reímos. Si pudiera revivir el ayer, aunque sólo fuese un momento, te diría adiós y te besaría y quizá te viese sonreír. Pero entonces me di cuenta de que esto nunca podrá ser, porque el vacío y los recuerdos ocuparían mi lugar. Y cuando pensé en las cosas del mundo que podría extrañar al llegar mañana, me acordé de ti y al hacerlo mi corazón se llenó de pesar. Pero al cruzar las puertas del cielo me sentí en casa, al ver que Dios me miraba y me sonreía desde su gran trono dorado y me decía: «He aquí la eternidad, y todo lo que te había prometido. Hoy tu vida en la Tierra es cosa del pasado pero aquí comienza de nuevo.

No te prometo un mañana, porque hoy durará eternamente, y como todos los días serán el mismo, no habrá nostalgia por el pasado. Has tenido tanta fe, tanta confianza, tanta fidelidad... Aunque hubo veces en que hiciste algunas cosas que sabías que no debías. Pero te he perdonado y ahora al fin eres libre.

 ¿No quieres venir, cogerme de la mano y compartir mi vida?».

Así que cuando mañana comience sin mí no creas que estaremos muy lejos porque cada vez que me recuerdes estaré ahí mismo, en tu corazón.

1 comentario:

  1. Siempre he estado convencido que el "otro lado" es un infinito presente y allí encontraré los amores perdidos, siempre amados, siempre presentes.

    Allí si el Eterno lo permite esperaré paciente en una nube hasta verte aparecer....ó me estarás esperando?

    Dejemos que el tiempo trace su camino.

    (Los amores eternos existen, porque en universo es la mejor prueba de que el amor se ha eternizado y es su reflejo)

    NN

    ResponderEliminar