Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


sábado, 26 de julio de 2014

EL CASTILLO ROSA



Una vez, en un pueblo cercano, el rey organizaba eventos y fiestas que mantuvieran al pueblo animado. Uno de ellos era el concurso de la mejor y más grande hortaliza. 
Joan tuvo la fortuna de producir la calabaza más grande de la comarca, así que con una enorme fiesta local y con banda de música  lo pusieron dentro de un vagón de ferrocarril que lo llevaría al castillo del Rey, para recibir su premio.
Banda de música lamía sus oídos.  Allá fue Joan. Hinchado el corazón y el pecho de orgullo. Vería al castillo, vería al Rey y contaría todo a sus pobres vecinos que no tenían su inmensa suerte.
Cuando llego al castillo, entró por una puerta lateral, después de preguntar a un guardia.  Un asistente, en una pequeña mesa de un salón rosado, se presentó y preguntó qué debería hacer.
-Esperar, le dijo el amanuense.
Y eso fue lo que Joan hizo. Esperar. Durante el primer día la sed y el hambre, lo acosó. Durmió en la banca que le tocó en suerte encontrar liberada. Durante el segundo y tercer día, ya había hecho migas con un compatriota con el cual se turnaban para conseguir algún emparedado fuera del castillo y algo de beber.
 Los asistentes llamaban continuamente a personas que esperaban para efectuar trámites, firmas y traspasos administrativos.
Joan se desesperaba por ser recibido por el Rey, pero se mantuvo firme aunque estuviese desencantado.
Finalmente, lo llamaron. Le hicieron firmar un papel sobre una tablilla, le entregaron una medalla de mediano tamaño, y ni siquiera lo despidieron. El asistente dio rápidamente media vuelta y se alejó.
Joan, parado en medio de la estancia, rodeado de cientos de personas, se encaminó hacia el transporte que lo llevaría de vuelta a su pueblo.
 Viajó en silencio, apesadumbrado pero se animó un poco cuando llegando a la estación de su localidad escuchó a lo lejos - una música que lo esperaba. 
Eran sus vecinos que sabían que Joan volvía al pueblo.
Lo recibieron con halago. El alcalde le preguntó delante de todos: Joan...¿Cómo es el castillo de Rey.?
Joan, sacó débilmente un poco de pecho, y respondió:
El castillo ?...Es todo color rosa.
Eso es lo que Joan vio. La antesala de un castillo. Sin conocer todo lo que conlleva si uno se adentra en él.
Como la vida. Como las nuevas amistades. Los nuevos trabajos. Las nuevas ciudades. Los nuevos amores. En su antesala prima el color rosa pero hay que caminar despacio y agudizar la retina porque ese color no se mantiene y tras él, tal vez, existan matices llenos de sombras.
No olvidemos que todo tiene un lado oscuro.

3 comentarios:

  1. ay jaja que concidencia cuando no puedo pasar por tu casita, tu no escribes jaja,feliz diaaaaaaaaaa

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  2. Gracias Jacob! es enriquecedor intercambiar ideas.
    No dejaste el enlace a tu blog!...cuando puedas...Saludos

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  3. Feliz día Simón! Gracias por seguir en este rincón!!!!!

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