Abriendo la puerta...

"Si no tenemos paz dentro de nosotros, de nada sirve buscarla fuera"

Francoise de la Rochefoucauld


miércoles, 26 de marzo de 2014

EL AUTOENGAÑO INCONSCIENTE



El autoengaño inconsciente consiste en no darse cuenta de que se está ignorando un peligro o una realidad. Los animales son a menudo ignorantes de amenazas que se ciernen sobre ellos, y por eso resulta sencillo engañarlos con cualquier anzuelo para introducirlos en una jaula.
         Es una situación terrible porque a pesar de proveer tranquilidad, implica que somos ajenos a la realidad. En cambio, el autoengaño inconsciente es un síntoma de inteligencia. Consiste en engañarse de forma voluntaria para que las cosas sigan funcionando, pero si lo peor sucede, ya lo arreglaremos; mientras no sea así, el sistema aguanta. Al fin y al cabo, de eso se trata, de que el sistema aguante. Así también nos pasa a cada uno.
         La mente es una gran defensora del equilibrio. Nos protege hasta que no puede más. Trata de arroparnos y de dar salida al malestar para poner delante de nuestros ojos una visión más benévola de lo que se acerca como peligroso.
         Decía Hemingway que vivimos esta vida como si llevásemos otra en la maleta, una especie de autoengaño para pasar de puntillas por la situaciones de cambio doloroso sin importarnos demasiado si la vivimos o la desperdiciamos en cada fase que se presenta.
         Disimular la visión de lo que pasa tiene ventajas. Uno se autoengaña esperando un beneficio mayor. Que pase la mala racha, que los fantasmas pasen de largo, que las nubes no se detengan encima y que el sol vuelva a brillar para nosotros.
                  Lo peor  y lo mejor, es que, en lo personal, nada es seguro, que todo está por terminar; que nunca nada está concluido y que tampoco está todo conocido. Lo peor y lo mejor, a la vez, es que el autoengaño nos deja preparados para iniciar otros momentos en los que quizá habrá que volver a recomenzar si se quiere continuar lo que ya se empezó una vez.
         Todo un reto que nos pondrá a prueba de lo que somos capaces de regenerarnos y del cual, sin duda, saldremos fortalecidos.

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